Gucumatz es aquel rey quiché que en periodos de siete días era culebra, águila, tigre, residía en el cielo o caminaba al bajo mundo llamado Xibalbá
martes, 21 de diciembre de 2010
Buen año 2011
Vení Julio
Con tu mágica palabra
Declámate La casada infiel
Que venga Mario y aporte
Las notas de dolor
De su genial guitarra
Y Gustavo con la flauta
Hugo y su contrabajo
Y el compadre Angel
Que se traiga sus versos
Que venga Alvaro Aguilar
A estremecer estos barrios
Con el trueno de su voz.
Porque esta noche no se duerme
en el barrio de mi pueblo.
Sucede:
Que esta noche quiero cerca
A los amigos del dolor
A los amigos del alma
A mis benditos salidos
De las entrañas del pueblo
A compadres y comadres
Compañeros imborrables
Que viajamos en el carro de la vida
Hacia el insoslayable destino de ultratumba
Quiero aquí mismo
A los que duermen en los bancos de
algún parque
A los dolientes hijos
De la patria parturienta
Que se estremece en convulsivas
Contracciones
A los que son pura expresión
Del gran alma popular.
¡Porque esta noche
nadie duerme aquí!
Porque esta noche;
Quiero una gran ronda
Y que suene en este barrio
Coatepecano Soy
Y que suenen las guitarras
Mis amigos
Y los sones criollos
Quiero un gran circulo fraterno
Ven y canta con nosotros tu también
Juán Pueblo
Ven pero eso si...!
Afina bien tu guitarra
Y tocá para nosotros
Con tus manos de artesano
Encallecidas por el tiempo
De faenas infructuosas
Con huellas de cal y arena
Con trazos de aserrín y cola
Ven!
De algún viejo tango arrabalero
Pudiste ser gran cantante
Pero nadie te escucho
Nosotros lo haremos para ti
En esta ronda fraterna.
Por los amigos ausentes
Por la mujer que no está
Por aquellos que marcharon
Para nunca mas volver
Por aquel hogar materno
Al que nunca volverás
Por los hermanos dispersos
Que se ven de cuando en cuando
Pero son indiferentes
a tu inmensa soledad.
Gritemos un poema o
Una canción de la vida
Para un pueblo que parece
Ya sucumbir sumiso
Que adormezca los fastidios
Y encienda fuego interior
De hogueras apagadas por el tiempo
Un canto como el del grillo
que cantó Alux Nahual
Cantalo en las noches calurosas
Ensayalo entre los pastizales junto al río
Sobre el verde musgo de las piedras.
Y caben todos
En mi nostálgica ronda esta noche
Ustedes mis amigos vivientes
Y quienes ya se marcharon
Nadie pierda la esperanza!
Que se alegre nuestro canto
Seamos un solo hombre
Seamos el alma del pueblo
Sean la nostalgia que me impuso
La vendimia de mis años
Que son pues,
La suma de tiempos preferidos,
Que son la viva estampa del terruño amado
De ese pueblo,
¡Explotado!
¡Consumido!
¡Castrado!
¡Expoliado!
Gimiente como parturienta primeriza
Dando a luz legislaciones
Que no pasan del papel
¡Despreciado!
Desde un palacete intemperante
Desde los muros de Marte.
Desechemos estas penas
mis amigos!
Que esta noche pago yo!
Que esta noche no se duerme aquí!
!VENGA OTRA RONDA DE GUARO!
A mis amigos de siempre
A mis benditos salidos
De las entrañas del pueblo
Los innatos componentes
Del gran alma popular!.
Dejemos de sufrir.
¡Porque esta noche
nadie duerme aquí!
domingo, 5 de diciembre de 2010
Wikileaks
Wikifugas…
… eso significa, fugas de información. Wikileaks es un sitio web que, haciendo un uso intensivo de internet, promete ser una fuente adicional de preocupación para gobiernos, corporaciones o todo aquel que tenga interés en mantener algunas cosas ocultas. Un leak, es una fuga de agua en una manguera, de gas en una tubería, de orín en el pañal de un niño, en fin éstas son fugas de información
Cuando Wikileaks apareció en internet en 2007, muchos lo consideraron el heraldo del nuevo periodismo investigativo, mientras que otros lo vieron como un experimento riesgoso. Para los que conocen la historia de los Estados Unidos detalle a detalle y su política en relación con los países del Tercer Mundo no son tan novedosos los descubrimientos de Wikileaks en cuanto a la podredumbre de su diplomacia en general, la que se ha caracterizado durante décadas por utilizar los métodos de quien se sabe el más fuerte y aplicar los métodos propios de un imperio.
Los gritos de indignación por las verdades de Wikileaks sólo emana de países como el nuestro gobernados por megalómanos que cavan el abismo del país, que consideran que sus países son propiedad personal, y que creen que otros jefes de Estado son sus amigos o enemigos personales: según les pelen los dientes o se dejen babosear con espejitos.
El escándalo de Wikileaks, revela la profunda hipocresía existente entre las naciones. Todo el mundo sabe que todos los “representantes” de todos los países se dedican a recabar información y favorecer acuerdos que beneficien a sus respectivas clases dominantes y sus respectivos negocios. Lícita o ilícitamente.
Mediante dádivas, influencias, préstamos, negociados, lobby, espionaje, y si todo ello no alcanza, algún golpecito o intervención militar, meten mano en todos lados, ¡cuantos ejemplos en Latinoamérica! Pero basta que alguien publique algo para que todos se horroricen. Esto es como si alguien orina en plena calle y le echan la culpa al que dice: “No sea coche…”. Interesante. No nos preocupa la realidad, sino que trascienda.
… eso significa, fugas de información. Wikileaks es un sitio web que, haciendo un uso intensivo de internet, promete ser una fuente adicional de preocupación para gobiernos, corporaciones o todo aquel que tenga interés en mantener algunas cosas ocultas. Un leak, es una fuga de agua en una manguera, de gas en una tubería, de orín en el pañal de un niño, en fin éstas son fugas de información
Cuando Wikileaks apareció en internet en 2007, muchos lo consideraron el heraldo del nuevo periodismo investigativo, mientras que otros lo vieron como un experimento riesgoso. Para los que conocen la historia de los Estados Unidos detalle a detalle y su política en relación con los países del Tercer Mundo no son tan novedosos los descubrimientos de Wikileaks en cuanto a la podredumbre de su diplomacia en general, la que se ha caracterizado durante décadas por utilizar los métodos de quien se sabe el más fuerte y aplicar los métodos propios de un imperio.
Los gritos de indignación por las verdades de Wikileaks sólo emana de países como el nuestro gobernados por megalómanos que cavan el abismo del país, que consideran que sus países son propiedad personal, y que creen que otros jefes de Estado son sus amigos o enemigos personales: según les pelen los dientes o se dejen babosear con espejitos.
El escándalo de Wikileaks, revela la profunda hipocresía existente entre las naciones. Todo el mundo sabe que todos los “representantes” de todos los países se dedican a recabar información y favorecer acuerdos que beneficien a sus respectivas clases dominantes y sus respectivos negocios. Lícita o ilícitamente.
Mediante dádivas, influencias, préstamos, negociados, lobby, espionaje, y si todo ello no alcanza, algún golpecito o intervención militar, meten mano en todos lados, ¡cuantos ejemplos en Latinoamérica! Pero basta que alguien publique algo para que todos se horroricen. Esto es como si alguien orina en plena calle y le echan la culpa al que dice: “No sea coche…”. Interesante. No nos preocupa la realidad, sino que trascienda.
miércoles, 27 de octubre de 2010
A mi padre
A mi padre
Estos días, padre, y en este sol de ocaso
me viene tu recuerdo como un viento caliente,
el viento que en verano acunaba las siestas
y secaba el camino por donde vos llegabas
Recuerdo tus silencios en las noches de lluvia
Cuando, sentados juntos, la abuela contaba historias
y vos te sonreías del miedo y de los muertos
Y decías: “A quien hay que temer es a los vivos”
Luego más tarde supe, padre, que tus temores
venían de muy lejos y habitaban cercanos
en las calles de barro y en las casas de adobe
y te ahogaban el pecho y el corazón cansado
Pocas veces hablaste de la revolución, aunque a veces
nos dejabas que viéramos la cicatriz zigzagueante
que aún tenías en el cuerpo y nosotros pasábamos
los dedos por aquellas testigos del horror del 54
No estuviste en el bando de quienes conquistaron
esa supuesta paz que te trajo el miedo de los días,
el silencio del hambre, la búsqueda imposible
del sueño de un muchacho de veintitantos años.
El miedo de los vivos te ha acompañado siempre.
Y puso entre tus brazos el dolor de las cosas,
cuando Guatemala no era, sino la historia triste
más triste de todas las historias… de la historia
Te recuerdo en la noche cuando en la vieja radio
buscabas entre ruidos que ya estaban prohibidos
la esperada noticia de que, al fin, ese día
un viento bien distinto lo barrería todo
Pero nunca llegó aquello que esperabas
Ni siquiera más tarde, cuando todo cambió
pudiste pronunciar esas nuevas palabras
libertad, libertad, aunque sonara utópico
Era la historia otra. Y eran otras las cosas.
Y seguían los mismos que habitaban tus miedos
Aquella vieja radio años llevaba años rota
y la radio rebelde era sólo nostalgia
Vos me enseñaste, padre, a andar en bicicleta
y a mirar la pobreza con orgullo y sin miedo
Y que todo es de todos cuando el hambre lo dice
y que el dinero vale para comer hoy mismo
Padre, yo no sé si he tenido tiempo para contarte
de mis libros y versos. De mis tristes triunfos,
de todos mis fracasos. Ni de las muchas veces
que te he echado de menos cuando he llorado solo
Y de lo que me gustaba el mediodía del sábado
cuando almorzábamos como cuando era niño
y me decías que, al fin, los demócrata cristianos
cambiarían la historia y había que darles tiempo
Luego fuiste dejando memorias y recuerdos
Y tu mundo fue oscuro como el de aquellas noches
de los cuentos de la abuela en la cocina fría
y mirabas sin vernos… y llorabas a veces
Ahora, en estos días oscuros de mi vida,
cuando tengo los mismos años que pesan en el alma,
te recuerdo callado y me dicen a veces
que soy como tú mismo. Y, como vos… yo callo.
Estos días, padre, y en este sol de ocaso
me viene tu recuerdo como un viento caliente,
el viento que en verano acunaba las siestas
y secaba el camino por donde vos llegabas
Recuerdo tus silencios en las noches de lluvia
Cuando, sentados juntos, la abuela contaba historias
y vos te sonreías del miedo y de los muertos
Y decías: “A quien hay que temer es a los vivos”
Luego más tarde supe, padre, que tus temores
venían de muy lejos y habitaban cercanos
en las calles de barro y en las casas de adobe
y te ahogaban el pecho y el corazón cansado
Pocas veces hablaste de la revolución, aunque a veces
nos dejabas que viéramos la cicatriz zigzagueante
que aún tenías en el cuerpo y nosotros pasábamos
los dedos por aquellas testigos del horror del 54
No estuviste en el bando de quienes conquistaron
esa supuesta paz que te trajo el miedo de los días,
el silencio del hambre, la búsqueda imposible
del sueño de un muchacho de veintitantos años.
El miedo de los vivos te ha acompañado siempre.
Y puso entre tus brazos el dolor de las cosas,
cuando Guatemala no era, sino la historia triste
más triste de todas las historias… de la historia
Te recuerdo en la noche cuando en la vieja radio
buscabas entre ruidos que ya estaban prohibidos
la esperada noticia de que, al fin, ese día
un viento bien distinto lo barrería todo
Pero nunca llegó aquello que esperabas
Ni siquiera más tarde, cuando todo cambió
pudiste pronunciar esas nuevas palabras
libertad, libertad, aunque sonara utópico
Era la historia otra. Y eran otras las cosas.
Y seguían los mismos que habitaban tus miedos
Aquella vieja radio años llevaba años rota
y la radio rebelde era sólo nostalgia
Vos me enseñaste, padre, a andar en bicicleta
y a mirar la pobreza con orgullo y sin miedo
Y que todo es de todos cuando el hambre lo dice
y que el dinero vale para comer hoy mismo
Padre, yo no sé si he tenido tiempo para contarte
de mis libros y versos. De mis tristes triunfos,
de todos mis fracasos. Ni de las muchas veces
que te he echado de menos cuando he llorado solo
Y de lo que me gustaba el mediodía del sábado
cuando almorzábamos como cuando era niño
y me decías que, al fin, los demócrata cristianos
cambiarían la historia y había que darles tiempo
Luego fuiste dejando memorias y recuerdos
Y tu mundo fue oscuro como el de aquellas noches
de los cuentos de la abuela en la cocina fría
y mirabas sin vernos… y llorabas a veces
Ahora, en estos días oscuros de mi vida,
cuando tengo los mismos años que pesan en el alma,
te recuerdo callado y me dicen a veces
que soy como tú mismo. Y, como vos… yo callo.
martes, 12 de octubre de 2010
GRACIAS RODRIGO, GRACIAS AL PERIODICO LA NOTICIA Y UNA LAGRIMA CONVERTIDA EN POESIA PARA QUETZALTENANGO.
Rodrigo : Préstame tus alas de aguila en las alturas para contemplar Xelaju. Llévame al Teatro Municipal, a los Cantones de la gente olvidada que aman a su tierra. Llévame al Parque Central a escuchar las notas de la marimba. Vamos juntos a saludar a Periodistas, universitarios, a los artistas. Pasemos por la casa que ocuparon Constantino Berlusconi (el artifice de la Carretera al Atlantico) y donde nacio el Coronel Arbenz. Volemos a los Municipios de la Tierra Fria hasta llegar a Colomba, Flores Costa Cuca, Génova, Coatepequeque y la Estacion Auyón. Visitemos las 150 o mas fincas del Chuvá y al retornar a Xelaju visitemos La Casa de la Cultura y encaminemos nuestros pasos al Parque Bolivar para volver a recordar El Puente de Los Chocoyos; a Mario Camposeco.Porque XELAJU es poesia, es enjambre de intelectuales
y de mi gente del pueblo que toma chocolate con shecas. Una lágrima convertida en poesia para ese rincon de cielo colocado en el 0ccidente de Guatemala en donde nacen y mueren poetas. De niño me decia mi padre que los hombres no lloran. Talvez ahora le puedo aclarar que dejo por unos momentos mi condicion humana para convertirme en una de Las Aguilas en las Alturas, de los que soñamos y a veces lloramos. Gracias Rodrigo
Gil Zu
martes, 5 de octubre de 2010
El retorno del exilado
El retorno del exilado
… al hermano Gil Zu con afecto
Guatemala lo perdió hace mucho tiempo
Ahora vaga en la sombra de un sueño borroso
Gestos ambiguos
Risa contenida
Olvidado….
No está cerca…
No está lejos…
No está muerto…
Vive… por el amor a su patria
Está lejano, ausente, borrado… exilado
Su cuerpo…
Esquinas rotas
Ángulos quebrados
Líneas….
Líneas largas… de olvido
Frases… fragmentos… aromas… retazos…
(promesas…
Lo presiento a veces
Lo adivino
Lo toco
Alejado
Angustiado
Acurrucado en el rincón más oscuro
Soñando el retorno
Y la resurrección… del pueblo
Pueblo fantasma… pasado… sueño… sombras… humo
(Nada… olvido….
Lo espero, lo presiento… lo adivino
-con un manifiesto de libertad entre las manos-
Tembloroso
Pálido
Angustiado
Vivo
Donde el Ché lo embriaga
Y Benito Juárez lo cobija
Retornará…
A la hora pálida y fría
A la hora exacta y muda
A la hora del silencio horrendo
A la hora de las lágrimas
De los parientes dolientes
A la hora de la Verdad
De la justicia… del recuerdo…
A la hora de los fantasmas olvidados
Exigiendo justicia frente al ataúd
Tras las tumbas olvidadas
Frente a un dantesco desfile
Alucinante desfile
De vivos y muertos
De hombres y bestias
………………………………………………………………………………………
Caleidoscopio demoníaco
Un órgano fuga unas notas de duelo
Vibra tristemente una campana sórdida
Un búho se posa en la tumba de los olvidados
La luna hace mutis detrás del puente Los Chocoyos
Una lluvia de ceniza apaga el único cirio
(del poeta olvidado…
………………………………………………………………………………………….
Quetzaltenango, Octubre de 2010
viernes, 17 de septiembre de 2010
LAS CHANCLETAS DE NAYO CAPERO
Componer no es difícil, lo complicado es dejar caer bajo la mesa las notas superfluas. Brahms
En el otrora famoso Restaurante “El Zócalo” de la ciudad capital se escuchaban las notas de la marimba, los comensales iniciaban el baile que los transportaba hacia los fantásticos mundos del folclore, fantasía, y el encanto de encontrarse con el fuego del amor. Sorpresivamente ingresó don Bernardo Enríquez, compositor escuintleco quién tenía un pequeño negocio donde fabricaba las famosas capas de hule que se usaban tiempo atrás, el compositor pasaba una mala época (de bohemio) e iba calzado con unas chancletas; se dirigió donde estaban los integrantes de la marimba a saludar a los amigos, al subir las gradas dejó trabada una chancleta; para hacerle una broma uno de los integrantes en ese instante empezó a componer una melodía que nunca se imaginó que llegaría a ser famosa y que en un 22 de Febrero de 2002 el actúal presidente en funciones de la república le impondría la orden “José de Irrisari” en el grado de Gran Comendador.
Ese gran compositor, arreglista y marimbista autor de Las Chancletas de Nayo Capero y de más de doscientas melodías es don GUILLERMO DE LEON RUIZ, Coatepecano “de pura cepa” quién aún recuerda con nostalgia el Barrio La Esperanza , donde al lado de su padre, quién era maestro marimbista y sus cuatro hermanos se inició a los siete años de edad tocando la batería. Rememora su primera melodía a ritmo de paso doble “Mi Coatepeque” compuesta a los dieciséis años cuando le tocaba viajar en tren hasta la estación Auyón, de allí “volando pata”
-como él dice- a Flores Costa Cuca donde tuvo que sustituir a su padre en un conjunto marimbístico de ese lugar.
Se emociona al recordar anécdotas que le han dejado recuerdos imborrables, momentos gratos vividos en las ocasiones cuando ha sido integrante ó director de prestigiosos conjuntos marimbísticos como “Murmullos de Selva” al que ingresó a los dieciocho años cuando emigró a buscar mejores horizontes a la ciudad capital, donde hasta la fecha reside.
No contento El Hacedor con el regalo del instrumento autóctono, pobló nuestra tierra bendita con grandes compositores como don Guillermo, mágicas manos de marimbista que alegraron alguna vez nuestro corazón triste. Escuchar a la marimba con su canto nostálgico, nos hace soñar o llorar. Nos pone la carne de gallina, cuando escuchamos un romántico bolero, o nos enamoramos de la vida, de la mujer, y de esos besos brujos que nos dio la bella desconocida del ensueño.
La marimba es el instrumento musical de madera más perfecto del mundo según el investigador guatemalteco don David Vela, y tiene razón: ¡qué maravillosa y qué romántica se escucha nuestra bella marimba!. Sus notas van ligadas quizá a un enamoramiento platónico, o la alegre fiesta inolvidable de nuestro pueblo donde, sin pensar, encontramos a nuestra media naranja que nos impregnó de su perfume, mientras bailábamos un alegre popurrí de las bellas melodías del ensueño.
Gustavo Montenegro, columnista del suplemento Cultura de Prensa Libre escribe: “...la marimba es una muchacha bonita pero triste (llámese Thelma o Migdalia Azucena) que trata de sonreír y demostrarle a todos que está contenta. Es un tren que ya no existe en Los Altos, pero sigue corriendo; el par de chancletas de un tal Nayo o un vals para mi madre. Nos guste o no crecemos con la marimba, su sonido nos acompaña y un día, lejos de aquí, nos conmueve cuando por casualidad (en vivo o en disco) escuchamos “La Flor del Café” o la “Fiesta de Pájaros”. (sic).
La tarde que platiqué con el insigne compositor, me comentó que hace un par de años compuso la melodía “Los Barrios de mi Pueblo” para que en la entrega de los Juegos Florales de la ciudad de Coatepeque la incluyeran como fondo, lastimosamente nos manifiesta que como siempre “nadie es profeta en su tierra”; de igual forma le prometieron que la Escuela de Marimba llevaría su nombre, me comentó “ya no les creo”. Insistiremos para que la noticia de la revista Mi Coatepeque sobre la Escuela Municipal de Marimba “Guillermo de León Ruiz” se cumpla. El pueblo lo espera.
martes, 31 de agosto de 2010
Mi primer contacto con Xela, en 1982, fue impactante porque aquí mi vida sufrió un cambio radical, aquí nacieron mis hijos, nunca pensé vivir tanto en esta ciudad de contrastes, basura por doquier, conflictos interculturales, desposeídos en los semáforos y calles.
La Xela de sus bellos paisajes, de su clima y montañas, de sus volcanes en erupción, de sus ríos de aguas negras; de las tortillas y los frijoles, de las xecas con frijol, tamales y atolitos, de las amebas en las carretillas de comidas ambulantes, de los niños con desnutrición; la Xela de los chivos, de los escritores, de los gobiernos municipales mezquinos, de las calles con baches, de los miles de miles de cables en los postes; de las bandas del INVO, del Liceo, de la Patria, y del himno sin sentido (insistamos con la Luna de Xelajú).
La Xela de los deportados, la Xela de los nunca más, de los “tal vez”, de los “Dios se lo pague”, de los “no tenga pena”, de los “fíjese que” de las tradiciones orales k'iche'es y mames, de los cuentos de don Chebo, del Centro Histórico más antiguo de Guatemala; de las procesiones, de las manifestaciones, de los deslaves, de los hundimientos, de las inundaciones, de la Indita y de la cerveza Cabro (me dijo un amigo: la Gallo es de Guate); la Xela del 15 de septiembre, del 7 de octubre, los primeros viernes de cuaresma en las iglesias, del 1 de noviembre en El Calvario, del día de Tecún Umán; la Xela de los indios, costeños y ladinos, chinos, gringos y cucuruchos.
La Xela de los buñuelos, de los paches de papa, de los cuidacarros, de los policías corruptos, de las tiendas con rejas y las palomas del parque. La Xela de los Pac, de los Shell, de los Morales, de los Miralbéz, de los Aguilar, de los Guzmán, de los Velásquez, de los Juan Chapín, de los niños hambrientos y de los medicamentos genéricos; de niebla, de elotes locos, del fiambre, del Pollo Albamar, de Xelapan; del Pasaje Enríquez, de La Bonifaz, de la energía eléctrica deficiente; de los cielos hermosísimos donde dicen que se baña la Virgen del Rosario, de los Maximones y del Cristo “canche” de San Nicolás.
A veces no creemos amar… pero amamos… Todo es poco para reconstruir la Xela de mis amores.
domingo, 29 de agosto de 2010
Hace pocos años, en el Salón de Actos de la Escuela de Medicina, conocido también como el Paraninfo de la Universidad, ese 1 de diciembre de 1944. La Junta Revolucionaria de Gobierno, integrada por Jorge Toriello Garrido, el capitán Jacobo Arbenz Guzmán y el mayor Francisco Javier Arana se apersonaron para hacer entrega a las autoridades universitarias, a los profesores y estudiantes, a los graduados de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) el Decreto Nº 12 que le otorgaba su autonomía. Por aquellos días, la insurrección popular en contra de la dictadura de Ubico ya había comenzado y el sátrapa había respondido con la caballería y los garrotes, inclusive en contra de mujeres manifestantes que fueron atacadas a balazos. La universidad vivía también la dictadura en su interior. El rector, los decanos y profesores eran nombrados a dedo por el dictador. Los estudiantes no tenían voz ni voto, tenían que ser obedientes y no deliberantes, como un ejército. El pensamiento crítico, ni pensar. El pensamiento en sí mismo era subversivo. Las ideas renovadoras sólo podían ser perseguidas. Era una universidad cooptada por el Estado, por la dictadura del general Ubico, que no soñaba con servir al pueblo de Guatemala, que la sustentaba.
Hoy la Usac nuevamente está cooptada –no son pocos los adeptos del partido de gobierno–, por ciertos sectores de poder económico vinculados al capital financiero, a contrabandistas conspicuos que financian las campañas, no sólo de los cargos a rector, directores de centros universitarios, sino de eventos eleccionarios de las facultades, de los colegios profesionales e inclusive estudiantiles. Las medidas tomadas por los Estudiante por la Autonomía, EPA tiene una gran validez. Es una reivindicación del movimiento estudiantil para luchar por la autonomía universitaria, el movimiento iniciado ha tomado fuerza. Hay muchos profesionales y universitarios que están convencidos de que es el momento de rescatar a la Usac, rescatar la autonomía universitaria de estos poderes fácticos y extrauniversitarios que la han hecho añicos. ¡Apoyemos!
martes, 24 de agosto de 2010
Jubilados
El fin de semana bajé a Coatepeque, pasé frente a una tienda y ahí en la banqueta degustando una “agüita y un panito”, se encontraba un amigo de mi padre. Como es costumbre en esos tipos entrañables, me invito a degustar lo que él comía. Yo acepté la invitación, más por compartir viejos recuerdos y saber de viejos conocidos. Pero hubo algo que me dejo triste y frustrado. Mi interlocutor fue un maestro rural de gran valía, muchas generaciones lo atestiguan. Cuenta Don Mario: “no es justo que dejé 35 años de mi vida al frente de la niñez de en una escuelita de Coatepeque, llegué desde la escuela Rural de la Alameda a este pueblo querido, aquí deje gran parte de mi vida, lo que gano como jubilado es una miseria, puse una Tienda con mi compañera”, con un dejo de gran decepción me dijo que esta semana le habían tirado bajo su puerta dos misivas, una era que se le había reevaluado su casa y debía pagar más IUSI y otra que debía terminar de pagar la extorsión que le habían hecho días atrás, solo que ahora “por los intereses” el pago aumentó considerablemente, don Mario dice: “Ya estoy harto, primero los mareros, después todo esta más caro y ahora el impagable IUSI, no se que voy a hacer, le solicitamos al Gobierno una revisión del salario de las jubilaciones, un aumento de las mismas y que las bonificaciones se trasladen al sueldo base, nos tienen del tingo al tango y no nos resuelven nada. Unos compañeros enviaron una solicitud por medio de un abogado coatepecano”, me enseñó los escritos que muestran la triste realidad, el “señor gobierno” después de que sus “servidores” les informaron de la solicitud, por medio de memorandos, oficios, y demás etcéteras, sencillamente les dijeron NO a la solicitud.
Concluyó don Mario: “¿Qué podemos hacer, es posible en esta nuestra Guatemala tener la esperanza de que algún día los jubilados podamos disponer de nuestro dinero -el cual hemos aportado durante toda la vida laboral, 42 años en mi caso- para vivir con un poquito de dignidad?, invito a los jubilados de la región a que nos unamos y exijamos nuestros derechos. ¡No pedimos más que JUSTICIA!”
miércoles, 18 de agosto de 2010
Mi perro
Mi viejo perro
(Prolegómeno)
Me mira con la misma sensatez que el tiempo y con los ojos tristes
mi viejo perro quiere decirme adiós sin la violencia del olvido.
Permanece en silencio y cuando me voy de casa sus ojos se distancian del tiempo
y se hacen vida con las lágrimas de su olvido.
Se me lleva en silencio. Se me arrastra a los días felices en que ambos veíamos la vida
como un eterno juego entre los días.
Su presencia me presencia a todos los seres con los que ambos convivimos,
muchos se quedaron a mitad de camino.
El lo sabe. Lo intuye. Lo refrenda en su pequeña memoria y asume la nostalgia
de los tiempos huidos para siempre.
Mi viejo perro, como yo, se abandona a la desesperanza de los atardeceres.
mi viejo perro quiere decirme adiós sin la violencia del olvido.
Permanece en silencio y cuando me voy de casa sus ojos se distancian del tiempo
y se hacen vida con las lágrimas de su olvido.
Se me lleva en silencio. Se me arrastra a los días felices en que ambos veíamos la vida
como un eterno juego entre los días.
Su presencia me presencia a todos los seres con los que ambos convivimos,
muchos se quedaron a mitad de camino.
El lo sabe. Lo intuye. Lo refrenda en su pequeña memoria y asume la nostalgia
de los tiempos huidos para siempre.
Mi viejo perro, como yo, se abandona a la desesperanza de los atardeceres.
Una de estas noches
Noche de alma en pena
Pena de alma de la noche
En la noche de la pena…
Johny,
andaba solo en la noche
Solo…
Con frío…
Sin ella…
Aulló a la luna llena…
Y vio…
Y sintió…
Que estaba ausente y callada…
Olfateó el olor, recuerdos de aquel cuerpo joven
la rosa morada de sus pezones sin cachorro
las lagrimas secas de sus ojos sin luz
el rictus helado en su boca sin aullidos
Aulló, aulló, aulló,
Lar-ga-men-te
Como solo se hace cuando se ve a la muerte
Se insulta a la luna
O se llama al terremoto…
Y le dejó su corazón de perro
Acurrucado en su puerta cerrada…
¡Ah! El corazón de mi perro
Su flaca alma de can sin raza
Se ahogó en un charco sin luna…
Y su cuerpo de perro
Con lodo,
Con odio,
Con sangre,
Con poesía,
Con dolor,
Lamió los restos de cerveza en el patio…
¡Ah mi perro!...
Su corazón…
Su alma…
Su cuerpo…
Su vejez…
Esperando la muerte…
Nada más…
viernes, 13 de agosto de 2010
JUANITA
Juanita de tan solo ocho meses, murió en la última tormenta que azotó Guatemala. De casualidad estuve en el entierro ese día sábado. Morena, de ojos negros, no tuvo la oportunidad de vivir. Su único pecado en la vida, nacer a la orilla de un barranco, en una covacha de adobe, destruida por una correntada de piedra pómez desde una mina de material que utiliza una empresa de bloques de cemento. Descanse en paz.
Juanita
Te vas,
tristemente,
Te marchas,
te has ido
te vas.
sin aprender a decir adiós,
a decir, mamá,
a quien miraba
tus pequeños ojos negros
No te han dejado vivir,
te han cerrado las puertas
muy pronto, muy rápido
...los de siempre
Lo supe ese día...
muy débil sonaba tu llanto
en un río de vergüenza y lodo
en un cielo de luto y dolor
No has podido ver la luna
dar un beso enamorada,
correr, saltar, mirarlo a los ojos,
...no te han dejado
No has podido acabar ese libro,
abrigarte si tenías frío,
llegar tarde al trabajo,
...no te han dejado
No has podido ver el arco iris,
jugar a la cuerda con tu hermano
visitar a tu abuela en las faldas del volcán,
...no te han dejado
No has podido llegar a la escuela
aprender el A, B, C...
porque hoy han sido otros los que
...no te han dejado
No has podido ser Juanita
y me avergüenzo cada minuto
de mi, de nosotros, de mi especie
porque ...no te hemos dejado
Te vas,
tristemente,
te vas
y tristemente también
algo de mi
se va contigo
Juanita
Te vas,
tristemente,
Te marchas,
te has ido
te vas.
sin aprender a decir adiós,
a decir, mamá,
a quien miraba
tus pequeños ojos negros
No te han dejado vivir,
te han cerrado las puertas
muy pronto, muy rápido
...los de siempre
Lo supe ese día...
muy débil sonaba tu llanto
en un río de vergüenza y lodo
en un cielo de luto y dolor
No has podido ver la luna
dar un beso enamorada,
correr, saltar, mirarlo a los ojos,
...no te han dejado
No has podido acabar ese libro,
abrigarte si tenías frío,
llegar tarde al trabajo,
...no te han dejado
No has podido ver el arco iris,
jugar a la cuerda con tu hermano
visitar a tu abuela en las faldas del volcán,
...no te han dejado
No has podido llegar a la escuela
aprender el A, B, C...
porque hoy han sido otros los que
...no te han dejado
No has podido ser Juanita
y me avergüenzo cada minuto
de mi, de nosotros, de mi especie
porque ...no te hemos dejado
Te vas,
tristemente,
te vas
y tristemente también
algo de mi
se va contigo
martes, 10 de agosto de 2010
... SAUDADE
A medida que nos acercamos a la muerte, también nos inclinamos hacia la tierra. Pero no a la tierra en general sino a aquel pedazo, a aquel ínfimo pero tan querido, tan añorado pedazo de tierra en que transcurrió nuestra infancia. Y porque allí dio comienzo el duro aprendizaje, permanece amparado en la memoria.
Melancólicamente rememoro ese universo remoto y lejano, ahora condensado en un rostro, en una humilde plaza, en una calle, en un pueblo llamado Guazacapán.
Siempre he añorado los ritos de mi niñez con sus Reyes Magos que ya no existen más. Ahora, hasta en los países tropicales, los reemplazan con esos pobres diablos disfrazados de Santa Claus, con pieles polares, sus barbas largas y blancas, como la nieve de donde simulan que vienen. Rememoro esa niñez pobre, donde como por arte de magia, en esa época “los reyes magos” apenas nos dejaban un juguete de lata, o unos pocos caramelos, o alguna tijerita de juguete para que mi hermana pudiera imitar a su madre costurera, cortando vestiditos para una muñeca de tuza.
Hoy a esos Reyes Magos les pediría sólo una cosa: que me volvieran a ese tiempo en que creía en ellos, a esa remota infancia, hace mil años, cuando me dormía anhelando su llegada en los milagrosos camellos, capaces de atravesar muros y hasta de pasar por las hendiduras de las puertas —porque así nos explicaba la abuela que podían hacerlo—, silenciosos y llenos de amor. Esos seres que ansiábamos ver, tardándonos en dormir, hasta que el invencible sueño de todos los chiquitos podía más que nuestra ansiedad. Sí, querría que me devolvieran aquella espera, aquel candor. Sé que es mucho pedir, un imposible sueño, la irrecuperable magia de mi niñez con sus navidades y cumpleaños infantiles, el rumor de las chicharras en las siestas de verano.
Sí, querría que me devolvieran a esa época cuando los cuentos comenzaban «Había una vez...» y, con la fe absoluta de los niños, uno era inmediatamente elevado a una misteriosa realidad. O aquel conmovedor ritual, cuando llegaba la visita del circo que ocupaba la plazuela enfrente de la iglesia y con silencio contemplábamos los actos de magia, y el número del domador que se encerraba con su león en una jaula. Y los payasos, Plantilla del zapato y Lechuguino, que nos hacían desternillarnos de risa.
Lo rememoro siempre que contemplo los payasos que pintó Rouault: esos pobres bufones que, al terminar su parte, en la soledad del carromato se quitan las lentejuelas y regresan a la opacidad de lo cotidiano, donde los viejos sabemos que la vida es imperfecta, que las historias infantiles con Buenos y Malvados, Justicia e Injusticia, Verdad y Mentira, son finalmente nada más que eso: inocentes sueños. La dura realidad es una desoladora confusión de hermosos ideales y torpes realizaciones, pero siempre habrá algunos empecinados, héroes, santos y artistas, que en sus vidas y en sus obras alcanzan pedazos del Absoluto, que nos ayudan a soportar las repugnantes relatividades.
En la soledad de la casa que habita mi madre contemplo el reloj que perteneció a mi padre, la vieja máquina de coser Singer de mamá, una jarrita de plata y el Colt que tenía papá siempre en su cajón, y que luego se guardó en su mesa de noche, hasta llegar a mis manos. Me siento entonces un triste testigo de la inevitable transmutación de las cosas que se revisten de una eternidad ajena a los hombres que las usaron. Cuando los sobreviven, vuelven a su inútil condición de objetos y toda la magia, todo el candor, sobrevuela como una fantasmagoría incierta ante la gravedad de lo vivido. Restos de una ilusión, sólo fragmentos de un sueño soñado.
…………………………………………………………………………………………..
Corazón sin luz, tu grave pena lloras, tus sueños no volverán, tu infancia ya terminó. La tierra de tu niñez quedó para siempre atrás, sólo podés recordar, con dolor, los años de su esplendor. Polvo cubre tu cuerpo, nadie escucha tu oración, tus sueños no volverán, corazón, tu infancia ya terminó.
lunes, 9 de agosto de 2010
MI ALEPH
En la parte inferior del escalón, hacia la derecha
Vi una pequeña esfera tornasolada, de intolerable fulgor
La creí giratoria, pero era una ilusión
Producida por los vertiginosos espectáculos que veía (sic)
Vi el populoso mercado, el alba y la tarde
Vi las muchedumbres de mi país
Vi una ametralladora amurallada en Tikal
Vi un laberinto rojo de sangre...de mártires
Vi interminables ojos escrutándome
Vi los ojos de Otto René, Robin Garcia, Irma Flacker
Vi los ojos de los masacrados del Quiché
Vi a los recién nacidos estrellados contra el muro
Vi en el traspatio de la calle las ánimas en pena
Vi enfrente del zaguán de la iglesia de Fray Pedro
Vi joyas de oro y plata, los tesoros del pueblo
Vi a la reina de España firmando la Encomienda
Vi un desierto de tierra seca donde había un árbol
Vi un ejemplar de La Vaca de Monterroso olvidado
Vi la lista de los maestros destituidos
Vi la lista de los corruptos y cobardes destruida
Vi mis propios presagios y mis sueños
Vi que puedo construir un universo de utopía
Vi los intentos dirigidos desde el poder para sacralizar la literatura
Vi y dudé en el valor de la palabra
Vi a la parte lúdica de mi existencia,
Vi que a la mayoría nos ha sido vedada,
Vi la fuerza de los titanes y la eternidad de Prometeo
Vi MI ALEPH desde todos los ángulos
Vi la magia del conquistador Ercilla...una ironía
Vi la magia de Borges, conceptual e irónica
Vi Mi Aleph, el real, el de mi pueblo
Vi a mis parientes, a mi gente, a mi patria
Vi la cara del campesino y sentí vértigo
Vi la cara del estudiante y gemí de tristeza
Vi que no se puede justificar la vida que es fugaz
Vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara y lloré
Vi una pequeña esfera tornasolada, de intolerable fulgor
La creí giratoria, pero era una ilusión
Producida por los vertiginosos espectáculos que veía (sic)
Vi el populoso mercado, el alba y la tarde
Vi las muchedumbres de mi país
Vi una ametralladora amurallada en Tikal
Vi un laberinto rojo de sangre...de mártires
Vi interminables ojos escrutándome
Vi los ojos de Otto René, Robin Garcia, Irma Flacker
Vi los ojos de los masacrados del Quiché
Vi a los recién nacidos estrellados contra el muro
Vi en el traspatio de la calle las ánimas en pena
Vi enfrente del zaguán de la iglesia de Fray Pedro
Vi joyas de oro y plata, los tesoros del pueblo
Vi a la reina de España firmando la Encomienda
Vi un desierto de tierra seca donde había un árbol
Vi un ejemplar de La Vaca de Monterroso olvidado
Vi la lista de los maestros destituidos
Vi la lista de los corruptos y cobardes destruida
Vi mis propios presagios y mis sueños
Vi que puedo construir un universo de utopía
Vi los intentos dirigidos desde el poder para sacralizar la literatura
Vi y dudé en el valor de la palabra
Vi a la parte lúdica de mi existencia,
Vi que a la mayoría nos ha sido vedada,
Vi la fuerza de los titanes y la eternidad de Prometeo
Vi MI ALEPH desde todos los ángulos
Vi la magia del conquistador Ercilla...una ironía
Vi la magia de Borges, conceptual e irónica
Vi Mi Aleph, el real, el de mi pueblo
Vi a mis parientes, a mi gente, a mi patria
Vi la cara del campesino y sentí vértigo
Vi la cara del estudiante y gemí de tristeza
Vi que no se puede justificar la vida que es fugaz
Vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara y lloré
UN PUEBLO SIN PAN NI CIRCO
Un pueblo sin pan ni circo
… y siguen las burdas maniobras en las políticas del Gobierno, ahora de la mano del Ministro de Cultura y Deportes. La riqueza del arte guatemalteco y su importante función como rostro del país en el extranjero no son suficientes motivos de atención para el Ejecutivo, que ha relegado al olvido a los diferentes grupos que se dedican a la enseñanza y difusión del arte.
No hay dinero para eso “Todo se recorta a la mitad”, dijo el ministro de cultura, Jerónimo Lancerio, quien argumentó limitaciones presupuestarias del Estado. Sin embargo, no mencionó que en la Semana Santa última la cartera a su cargo gastó Q2.5 millones para el programa Vamos a la Playa, de claro interés populista, impulsado por Cohesión Social, y en diciembre de 2009 compraron 55 mil pares de zapatos deportivos, a un precio de Q1.5 millones.
Tiene toda la razón Léster Godínez, director de la Marimba de Conciertos del Palacio Nacional, que explica que el Ministerio de Cultura y Deportes “nació mal, porque es un híbrido”. Para quien no lo quiera entender y contra todo pronóstico, el señor Lancerio muestra una patética imagen de quien lo acomete, todo con tal de “quedar bien” con la doña.
Ya no nos resta ni pan para alimentar el cuerpo, ni circo para alimentar el alma y soñar en un país que crece. Lo que nos queda es apretar los dientes y aguantarnos. La resaca diurna dura ya demasiado en este país despatriado y amortajado; los sin pan siguen tirados sobre las aceras, en las camillas de los hospitales, en las cárceles, en las bancas de los juzgados esperando justicia. Los que quieren hacer algo, simplemente son ignorados, amenazados y despatriados dentro del mismo suelo. Progresan los dinosaurios y la cultura queda proscrita. La cultura desfallece pactada por una sociedad del “qué me importa”. Y en una sociedad podrida son los gusanos los que más prosperan. Pero no podrán con el pueblo. No hace mucho tiempo que alguien dijo que apoyar la cultura es el mejor aliciente para despertar las ansias de libertad, por eso no la apoyan. Pero el pueblo volverá a abrir la puerta de la cultura y la democracia un día de estos. ¡Ojalá!
… y siguen las burdas maniobras en las políticas del Gobierno, ahora de la mano del Ministro de Cultura y Deportes. La riqueza del arte guatemalteco y su importante función como rostro del país en el extranjero no son suficientes motivos de atención para el Ejecutivo, que ha relegado al olvido a los diferentes grupos que se dedican a la enseñanza y difusión del arte.
No hay dinero para eso “Todo se recorta a la mitad”, dijo el ministro de cultura, Jerónimo Lancerio, quien argumentó limitaciones presupuestarias del Estado. Sin embargo, no mencionó que en la Semana Santa última la cartera a su cargo gastó Q2.5 millones para el programa Vamos a la Playa, de claro interés populista, impulsado por Cohesión Social, y en diciembre de 2009 compraron 55 mil pares de zapatos deportivos, a un precio de Q1.5 millones.
Tiene toda la razón Léster Godínez, director de la Marimba de Conciertos del Palacio Nacional, que explica que el Ministerio de Cultura y Deportes “nació mal, porque es un híbrido”. Para quien no lo quiera entender y contra todo pronóstico, el señor Lancerio muestra una patética imagen de quien lo acomete, todo con tal de “quedar bien” con la doña.
Ya no nos resta ni pan para alimentar el cuerpo, ni circo para alimentar el alma y soñar en un país que crece. Lo que nos queda es apretar los dientes y aguantarnos. La resaca diurna dura ya demasiado en este país despatriado y amortajado; los sin pan siguen tirados sobre las aceras, en las camillas de los hospitales, en las cárceles, en las bancas de los juzgados esperando justicia. Los que quieren hacer algo, simplemente son ignorados, amenazados y despatriados dentro del mismo suelo. Progresan los dinosaurios y la cultura queda proscrita. La cultura desfallece pactada por una sociedad del “qué me importa”. Y en una sociedad podrida son los gusanos los que más prosperan. Pero no podrán con el pueblo. No hace mucho tiempo que alguien dijo que apoyar la cultura es el mejor aliciente para despertar las ansias de libertad, por eso no la apoyan. Pero el pueblo volverá a abrir la puerta de la cultura y la democracia un día de estos. ¡Ojalá!
sábado, 31 de julio de 2010
EL SON CHAPIN
El año 1969 cambió mis sentidos irremediablemente. La colaboración con los “compas”, los muchachos, si así se les puede llamar, consistió en salir varias noches a pintar en las paredes de edificios públicos “Vivan las Far”, “Pueblo unido...”. El Tacua, al cual conocí desde que entramos al internado, había sido uno de aquellos estudiantes que, aquella noche de octubre de ese año, habían regresado al Instituto con la cabeza y el alma descalabradas. Era el brazo derecho de uno de los líderes de la guerrilla, encargado de la célula de la costa sur. Eso lo supe después. El Tacua y Edgar “el cobanero” pidieron mi colaboración; yo accedí. Durante siete años los guatemaltecos bajamos la cabeza y seguimos con nuestros quehaceres. Le dije que sí al Tacua, para sentirme menos cobarde.
Me interceptaron a dos cuadras de mi casa. Me cubrieron el rostro con una manta que olía a cigarro corriente y me arrojaron dentro de la “Suburban”.
Me llevaron a la estación de la policía: El Cuartel, decían ellos. -Ya te jodiste cerote. Ahora te toca cantar.
Me metieron en un cuarto de paredes descascaradas en las cuales se adivinaba un remoto color amarillo. Me golpearon. Querían saber dónde se escondía el jefe del Tacua. Casi me ahogaron en una palangana llena de agua turbia y maloliente –“ahora sí te vamos a quebrar el culo, patojo cerote”.
Mi cuerpo era una sonora palpitación; un desnudo, húmedo y amoratado cuerpo. Llegó el de la cicatriz, de rango superior, porque todos se le cuadraron y le dijeron Jefe. Hombre maduro, alto (o tal vez no, pero desde mi silla todos eran cíclopes rabiosos), delgado, se le notaban las costillas como a esos perros callejeros que han aprendido a sobrevivir. Se inclinó y viéndome a los ojos, dijo:
-Mira, patojo, déjate de cabronadas, nos dices lo que queremos y te vas al Instituto y todos contentos. A ver Coyote, pásame la cuerda, les voy a enseñar a trabajar, ¡inútiles!
Ahí estaba parado el Jefe desenredando una cuerda delgada, brillante, tersa. Yo observaba sus ojos absortos y su cicatriz, que escurría del ojo hasta formar un absurdo corazón en el pómulo. Su cicatriz, que me recordaba al malo de la película.
Con la cuerda me amarró el escroto, cada mano sostenía una punta:
-¿Sabes qué es esto? una cuerdita de guitarra. Ahora sí, tú cantas y yo tocó el Son...
Tiró. Grité que no conocía al jefe del Tacua. Grité, aullé. Mi cerebro comenzó a besar los labios consoladores de la locura. Un ruido seco, como de liga que se rompe, me hundió en una irreversible oscuridad.
Desperté en un consultorio de enfermería. Estuve inconsciente cinco días. Oí una voz:
-Ya despertó.
-Qué suerte tienes, no te moriste- dijo el Coyote. –Además, te voy a llevar al Instituto. Ya atrapamos al responsable de la célula aquí en Mazate. Ni hablar, al Jefe se le fue la mano.
Me dejó a una cuadra del Instituto.
-Cuidadito con hablar, o la siguiente es tu viejo, sabemos que vive en Coatepeque- dijo, al arrancar el coche.
.........................................................................................................................................
Las seis y cuarto de la tarde. El estómago le ardía, el fuego le subía a la garganta. Hubiera querido correr por el parque central y treparse al asta para gritar toda la rabia, el dolor, la impotencia que hacía 24 años traía cosida en la entrepierna. Trepar al asta y despertar al Quetzal de la bandera para que le sacara los ojos de la memoria.
Entró a la estación de la novena. El andén estaba atiborrado: el colapso natural a las horas de mayor afluencia en una ciudad desordenada. José se escabullía entre cuerpos, chamarras, faldas floreadas y muecas impacientes de los usuarios.
-Cuando los buses están a reventar, hay que subirse por las ventanillas.
El dolor imaginario en la entrepierna lo hacía sudar. Levantó el rostro para robar un aire fresco que no entraba por ningún lado. Un brillo sonrosado lo deslumbró. El terror le dilató aún más los poros. Un terror torcido comenzó a mutar cuando de las calles cercanas surgió la figura. Lo observó, era el Jefe. La masa humana del andén comenzó a vibrar, a tratar de abordar. El chofer aceleró. El Jefe se quedó en la puerta de acceso al bus.
En la carretera, por la entrada a las Naciones Unidas, José se paró, dirigiéndose a la portezuela. Se acercó a su oreja tan sonrosada como su cicatriz: -Báilame este Son-. El Jefe volteó y la sorpresa arqueó sus cejas.
José sólo ayudó a la inercia de la masa: una anónima y discreta palmadita en la espalda. Cerró los ojos y ajeno a la gritos de espanto de la gente sonrió imaginando los labios de la locura y los testículos del Jefe esparcidos por la vía.
Me interceptaron a dos cuadras de mi casa. Me cubrieron el rostro con una manta que olía a cigarro corriente y me arrojaron dentro de la “Suburban”.
Me llevaron a la estación de la policía: El Cuartel, decían ellos. -Ya te jodiste cerote. Ahora te toca cantar.
Me metieron en un cuarto de paredes descascaradas en las cuales se adivinaba un remoto color amarillo. Me golpearon. Querían saber dónde se escondía el jefe del Tacua. Casi me ahogaron en una palangana llena de agua turbia y maloliente –“ahora sí te vamos a quebrar el culo, patojo cerote”.
Mi cuerpo era una sonora palpitación; un desnudo, húmedo y amoratado cuerpo. Llegó el de la cicatriz, de rango superior, porque todos se le cuadraron y le dijeron Jefe. Hombre maduro, alto (o tal vez no, pero desde mi silla todos eran cíclopes rabiosos), delgado, se le notaban las costillas como a esos perros callejeros que han aprendido a sobrevivir. Se inclinó y viéndome a los ojos, dijo:
-Mira, patojo, déjate de cabronadas, nos dices lo que queremos y te vas al Instituto y todos contentos. A ver Coyote, pásame la cuerda, les voy a enseñar a trabajar, ¡inútiles!
Ahí estaba parado el Jefe desenredando una cuerda delgada, brillante, tersa. Yo observaba sus ojos absortos y su cicatriz, que escurría del ojo hasta formar un absurdo corazón en el pómulo. Su cicatriz, que me recordaba al malo de la película.
Con la cuerda me amarró el escroto, cada mano sostenía una punta:
-¿Sabes qué es esto? una cuerdita de guitarra. Ahora sí, tú cantas y yo tocó el Son...
Tiró. Grité que no conocía al jefe del Tacua. Grité, aullé. Mi cerebro comenzó a besar los labios consoladores de la locura. Un ruido seco, como de liga que se rompe, me hundió en una irreversible oscuridad.
Desperté en un consultorio de enfermería. Estuve inconsciente cinco días. Oí una voz:
-Ya despertó.
-Qué suerte tienes, no te moriste- dijo el Coyote. –Además, te voy a llevar al Instituto. Ya atrapamos al responsable de la célula aquí en Mazate. Ni hablar, al Jefe se le fue la mano.
Me dejó a una cuadra del Instituto.
-Cuidadito con hablar, o la siguiente es tu viejo, sabemos que vive en Coatepeque- dijo, al arrancar el coche.
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Las seis y cuarto de la tarde. El estómago le ardía, el fuego le subía a la garganta. Hubiera querido correr por el parque central y treparse al asta para gritar toda la rabia, el dolor, la impotencia que hacía 24 años traía cosida en la entrepierna. Trepar al asta y despertar al Quetzal de la bandera para que le sacara los ojos de la memoria.
Entró a la estación de la novena. El andén estaba atiborrado: el colapso natural a las horas de mayor afluencia en una ciudad desordenada. José se escabullía entre cuerpos, chamarras, faldas floreadas y muecas impacientes de los usuarios.
-Cuando los buses están a reventar, hay que subirse por las ventanillas.
El dolor imaginario en la entrepierna lo hacía sudar. Levantó el rostro para robar un aire fresco que no entraba por ningún lado. Un brillo sonrosado lo deslumbró. El terror le dilató aún más los poros. Un terror torcido comenzó a mutar cuando de las calles cercanas surgió la figura. Lo observó, era el Jefe. La masa humana del andén comenzó a vibrar, a tratar de abordar. El chofer aceleró. El Jefe se quedó en la puerta de acceso al bus.
En la carretera, por la entrada a las Naciones Unidas, José se paró, dirigiéndose a la portezuela. Se acercó a su oreja tan sonrosada como su cicatriz: -Báilame este Son-. El Jefe volteó y la sorpresa arqueó sus cejas.
José sólo ayudó a la inercia de la masa: una anónima y discreta palmadita en la espalda. Cerró los ojos y ajeno a la gritos de espanto de la gente sonrió imaginando los labios de la locura y los testículos del Jefe esparcidos por la vía.
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