lunes, 12 de diciembre de 2011

Memin Pingüin, Kaliman, Chanoc…. en el baúl de los recuerdos




…tenía diez años y un gato peludo, funámbulo y necio  que me esperaba en los alambres del patio  a la vuelta del colegio. Tenía un balcón con albahaca  y un ejército de botones  y un tren con vagones de lata  roto entre dos estaciones… 

Como quisiera oler el tiempo a través de esas fantásticas tiras de papel que llegaron a mi vida y desafortunadamente hoy están en extinción, como la fauna silvestre y la flora, como el tren a la estación. El ayer abrió su gran devastadora y cruel boca y se lo tragó todo, dejándonos la angustiante máquina del tiempo y sus depredadores.
La pequeña Lulú, El Pato Donald, Chanoc, El Hombre Araña, El Llanero Solitario, Gene Autrey, Tom y Jerry, Memín Pinguín, Kaliman (El Hombre Increíble ) Balám, Arandú, Porky, Bugs Bunny, y cientos más que no llegan a mi memoria.
Con sólo cinco o diez centavos podías reír y llorar de emoción, podías ponerte el disfraz de cualquier héroe y jugar en el rincón de la imaginación de aquella bella e inocente vida de niño que teníamos, los cuentos tenían un olor a papel de envolver, a discos de 33 revoluciones, y a chicle Corvis. El placer de recordar me lleva hasta mi infancia.



Estaba en tercer grado de primaria en la Federal Domingo Faustino Sarmiento de Cuilapa, Santa Rosa,  un montón de dulces y garabatos era mi vida, una alegría el sonar del timbre para salir a la casa de mi abuela al medio día, entrábamos a las ocho de la mañana, salíamos al descanso a las once, volvíamos a salir a la una a comer , y regresábamos nuevamente a las tres para salir finalmente a las cinco, llenos de matemáticas y español, con un gran aprendizaje y un terror al maestro o profesora, en fin; recuerdo un mal día en que llegué a casa me quité a fuerza de loco los zapatos, me descalcé para sentir el fresco del piso recién trapeado con pinol del de antes; no tenía hambre de comida: tenía hambre de leer mis historietas y vivir en ellas; todos mis cuentos estaban acomodados en una gran caja de cartón que mi abuelo me regaló, todos perfectamente numerados y sin maltrato alguno casi nuevos, allí estaba la familia Burrón, Memin Pingüin, Hermelinda Linda, Kaliman, El Santo, Chanoc  y una verdadera cátedra de Terror, tradiciones y leyendas de la Colonia
, ésta en especial me ponía la piel de gallo y se me erizaba el pelo, recuerdo historias como: La Ermita Endemoniada, La Doncella de Hierro, y La Leyenda del Apestoso, una visión demoledora de la época de la Colonia en México, en que se hablaba de brujería , endemoniados y fantasmas, también se daba rienda suelta a todos los instrumentos de tortura traídos de Francia e  


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   Inglaterra: mis ojos observaban detenidamente como se empleaban y como el verdugo gozaba de su ejecución: El Potro, El Barril, La Gota, La silla, El Cascanueces, El Garrote, La Doncella de Hierro, la tradicional Guillotina y La famosa Horca, en esos cuentos de terror se respiraba la tortura y el horror. 
Quise leer uno de mis ejemplares y me di cuenta que la caja no tenía mis “chistes” sino ropa y zapatos. Salí corriendo y preguntando qué era lo que sucedía, mi abuela, cuál coronel de infantería me dijo con voz marcial:  los tuve que regalar, ocupaban mucho espacio y además, ya estás muy grande para leer esas tonterías. Ese fue uno de los tantos motivos por el cual me volví rebelde, hasta que no me soportó más  y regresé con mis padres a Coatepeque. Solo moví mi cabeza y me fui de nuevo a la escuela. Perdí a mis amigos: los héroes, los amorosos, los verdaderos, la ilusión de papel de diez centavos. 


Después nada fue igual; llegaron otras editoriales, otros temas, otras vidas, otros tiempos.
Llegó el morbo, la nota roja, la violenta necesidad de vender, y la historieta pornográfica para satisfacer la libido-albañil, chafarote de bus urbano, Sucesos, Historias de taxistas, Amores de vecindad, y cosas por el estilo, típicas de lectores de malas intenciones. Así termina la vida arco iris tierno de la niñez donde uno y uno sumaron tres, donde no había maldad ni malas intenciones, sólo la de entretener con sueños plasmados en imágenes, donde las palabras no ofenden sólo pretenden crear un panorama tranquilo donde reina la felicidad, que hoy misma se ha marchado para siempre.

… mi madre crió canas pespunteando pijamas, mi padre se hizo viejo sin verse en el espejo, y mi hermano se fue  de casa, por primera vez.  Y ¿con quién?, y ¿dónde fue mi niñez? (Joan Manuel Serrat) 

martes, 29 de noviembre de 2011

Patricia Barba

Autobiografía

Infancia
Mi padre fue un ingeniero agrónomo de convicción de izquierda marxista; mi madre fue todo lo contrario (excepto en sus últimos días en que tuvo una transformación maravillosa), nos obligó a adoptar el catolicismo (lo que en mi caso fue contraproducente, pues se reafirmó mi postura anti-jerarquías eclesiásticas). Desde la niñez he sido atea, aunque he llegado a respetar profundamente la Teología de la Liberación y soy admiradora del Jesucristo Revolucionario. 

Adolescencia

A los 14 años escribí una carta al Comandante Fidel Castro Ruz; mientras caminaba hacia mi salón de clases (en una Escuela de Monjas), se me cayó la carta que fue recogida por una religiosa. Esto casi me causó la expulsión del colegio.  Escribí otra carta que envié y fue recibida por la Embajada de Cuba en México. Debido a eso, la Embajada me invitó al Festejo por el Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, al que asistí acompañada de mis padres.

A los 21 años me fui a Cuba y ahí conocí al Marino Mercante, Carlos Hierro García, Jefe de Máquinas del Buque "Playa Larga" que el 11 de septiembre de 1973 iba llegando a costas chilenas justo cuando Pinochet dio el golpe de estado contra Salvador Allende. La marina chilena ordenó a los cubanos entregarse pero al rehusarse, los bombardearon. Para que el buque no se hundiera, lo nivelaron con la carga y llegaron a La Habana donde los recibió Fidel con la Medalla "20 Aniversario".  Mi esposo era también miembro del Partido Comunista de Cuba.  Esto fue de gran relevancia para que se me permitiera vivir en Cuba como residente extranjera.  Me casè con Carlos Hierro y a los 4 años me divorcié al cambiar èl de convicción política (ahora vive en Miami).  

A mi regreso, empecé a participar en movimientos de izquierda. En 1994 asistí a la Selva Lacandona después del levantamiento del EZLN en enero de ese año. Tomè parte en el órgano de difusión de la Convención Nacional Democrática zapatista. Posteriormente, formé parte del FAC-MLN (Frente Amplio para la Construcción del Movimiento de Liberación Nacional).  En 1997, al postularse para la Jefatura de Gobierno del D.F. el Ing. Cuauhtèmoc Cárdenas, participé en la campaña.  En el año 2000, igualmente participé en la campaña, como periodista, para la elección de Andrés Manuel López Obrador como Jefe de Gobierno.  En ese entonces editábamos un periódico llamado "Voces ciudadanas".  En el año 2005, tomé parte en el amplio movimiento en contra del desafuero de López Obrador orquestado por la derecha. Al año siguiente, me integré al Equipo Editorial del Periódico "La Palabra", y fui comentarista de radio y TV, hasta que el gobierno ordenó nuestra expulsión. Tambièn fui elegida Directora General del Consejo Nacional de Comunicadores Ciudadanos, A.C. (CONACC), surgido a raíz del fraude del 2006.


En el año 2008 ingresé como comentarista a Radio La Nueva República, como titular del programa "Desde la raíz" y, posteriormente otro programa titulado "Sabía usted que", dando cobertura a los acontecimientos en nuestra América, Europa y el resto del mundo.  Siempre mantuve y sigo manteniendo una estrecha relación con mi familia cubana (la que reside en Cuba) y mis amigos en la isla. Hace un par de meses entré en contacto con los colegas de La Radio del Sur, Jean Araud y Rosario Salazar y se ha generado una extraordinaria colaboración mutua, además del impulso del proyecto "Trincheras Amigas Revolucionarias".

He apoyado a movimientos de defensa de los derechos de la mujer, así como los derechos de todos los sectores de la sociedad. No soy específicamente feminista pues creo que las mujeres han sido víctimas, como lo han sido los hombres, de un sistema que no respeta ni  género, ni razas, ni creencias ni fronteras.

Se me ha informado por parte de los colegas de La Radio del Sur que retransmiten mi programa, además de participar con ellos con comentarios en los espacios "Así de simple" (conducido por Jean Araud y Rosario Salazar) y "Sonidos del Alba" conducido por por América Millán y Nieves Valdés de Radio Nacional de Venezuela.  Asimismo, mis artículos son publicados por la Red Hermes y La Polilla Cubana, de mi entrañable hermana Rosy Báez.

También soy miembro de la Sociedad Mexicana para la Investigación Escèptica, donde se publicó un ensayo que escribí sobre ciencia, política y religión.

Actualmente radico en Tijuana, B.C., desde donde desempeño mi labor periodística.


Con mi abrazo fraternal, espero les sea de utilidad esta información.  Estoy a sus órdenes y les hago llegar mi cariño y solidaridad,


lunes, 21 de noviembre de 2011

SI EL POETA CALLA...




“... ¿y para qué poetas en tiempos de penuria?”, pregunta la 248 elegía de Hölderlin «Pan y Vino». Hoy apenas si entendemos la pregunta. ¿Cómo podríamos entonces entender la respuesta que da Hölderlin?: ...No todo lo pueden los celestiales/ Pues antes alcanzan el abismo los mortales/ Así cambian las cosas con ellos/ Largo es el tiempo, pero acontece lo verdadero.
¿Qué dirían grandes poetas como Otto René Castillo, Irma Flaquer, Roberto Obregón,  Alaíde Foppa,  José María López Valdizón o Luis de Lión, si hubiesen presenciado el desfile del domingo anterior con pancartas donde se leía “Gracias a los soldados y no a los poetas podemos hablar en público”? Manifestantes pobres de espíritu, no saben que si el poeta calla…  ¿Quien dibujara el sentimiento? ¿Quien escuchara la mar? ¿Quién dirá de que tamaño es el frío de la muerte? ¿Como luce una rosa en su rosal? O ¿Como huele en el pecho de un cautivo el aroma de la ansiada libertad? Si el poeta calla… ¿Quien llorará a la vida? ¿Quien de la muerte se reirá?…
Nuestros hermanos mayores, los poetas de los 70´s  escribían para "la inmensa minoría". Dejaron  un legado que no solo trasciende, sino también porque el poeta siente como suya la palpitación de cuanto calla, y la hace ser (debe hacerla ser) diciéndola. Esta es precisamente su misión. No expresarse a sí mismo sino mantenerse fiel a esas voces más vastas que buscan en él la articulación y el verso, la expresión de  luz a la verdad. Hoy estamos ante un nuevo tipo de receptores expectantes,  y nada parece tan importante en la lírica reciente como ese desentenderse de las minorías y, siempre de espaldas a la pequeña burguesía semi-culta, ese buscar contacto con unas desatendidas capas sociales que golpean urgentemente nuestra conciencia llamando a vida. Los poetas deben prestar voz a esa sorda demanda. 
Ante  la pregunta de Holderin: ¿Para que sirve la poesía en estos tiempos de maldad y oscuridad?: Para sobrevivir gracias a la magia solar del verso. El poeta no debe callar, pero si lo hace su silencio debe ser la página sobre la que escribamos la palabra que dignifique al mundo, que reconstruya la patria.

jueves, 27 de octubre de 2011

Homenaje al eterno revolucionario




Alfonso Bauer Paiz
Ese hombre que ves tan lejano
Santo de perfil y endemoniado rojo
Es el padre y señor de la vida
Porque está muerto antes que todos

Fantasma o soldado, si se quiere
Es el faro, puerto y ojo enorme
Taumaturgo aunque no quieran
Rosa de los 32 nudos, masón, jardín y Jesús

No lo busquen en la vitrina
Museo y cementerio del libro
Ni en las cenas rotarias
Ni a la par del presidente
Ni en las oficinas o tribunales de las sumas
Y menos en la alta casa sosegada y tibia

Ese hombre lejano, solitario, hermano completo
Job, Prometeo, el Che y Edipo porque sí
Es el alma de la noche y el día
Y más a medianoche
Celeste y dueño intranquilo de todo
Y hasta durmiendo vigilante y puntual

¿Ves esa estrella de luto,
Ese signo del Predicado del Eclesiastés
Esa voz ardiente en mayo
Húmeda en octubre
Enteramente humana en la tumba de la libertad
En el naufragio del amigo
Y en la pena ajena?

¿Ves a ese hombre que nos ayuda a vivir
Y nos ilumina con su presencia maravillosa
Que no tiene número ni cadena?
Avergüéncense
Caballeros, industriales del odio, izquierdistas maricas

Él es el revolucionario, que en Chile y más acá
En las Américas y más allá
En Moscú y en México
Y aún ante el canal de los mares
Pacíficos y turbulentos
Grita su mensaje desesperado
Desesperado de las injusticias
Y hambres inútiles…
De la nueva Guatemala
 
De los acuerdos de paz
Despreocupada, sin alma y atónita

Es él, el Revolucionario
Trémula bandera de la marimba y el son
Quién habla con voz de sangre café
Nueva, india, raza café
Contenida apenas y a borbollones por los 4 costados
En una taza de café hirviendo…

Pero no lo busquen en las nubes
En la tierra sí. Sí que está allí
-raíz y lodo, fermento y cemento,
Lamento en el viento
Del pobre y abandonado…
En la tierra sí:
Vegetal, floreciendo constantemente en la muerte

¿Qué le dan ustedes, nosotros, los otros…
Los hartos de la burla despiadada
Los cuotidianos de la familia pudiente
Los del círculo, el grupo y el coro?
¿Con qué desprecio baboso,
Con qué moneda sucia
Con que palabra cruel
Los habréis de matar nuevamente ustedes, nosotros, los otros…


… los otros como vos señor Rector universitario
Sólo vos pudiste inventar para matarlo a pausas
Esa frase más bruta, más falsa de:
“8 horas de trabajo al día”
(Como si el santo día no tuviese ya su propio trabajo
Y la divina vida su propio afán…)
¿o le tuviste miedo a su palabra,
a su dicterio?
A sus zapatos gastados, a su denuncia…

… y lo seguimos viendo
 
Descalzo en los atrios de las iglesias
Con lagrimas en la puerta del amigo preso
Con hambre en la aldea más pobre
Con sueño en los dinteles del palacio
Con frío en la aguja de las 12
Sin dinero en los bancos de los parques
Desnudo en el bullicio del mercado,
Con sed en la casa del usurero

Por eso estamos de pié
 
así estamos Poncho
consternados, rabiosos
 
claro que con el tiempo la plomiza consternación
 
se nos irá pasando
 
y donde estés querido hermano
si es que estás…
 
aprovecha por fin
 
a respirar tranquilo
 
a llenarte de cielo los pulmones

donde estés querido Poncho
si es que estás
 
si estás llegando
 
habrá otros que te esperan
claro que habrá muchos
 
dignos de recibirte
 
hermano revolucionario eterno
 


¡¡¡Alfonso Bauer vive!!!

sábado, 15 de octubre de 2011

MI PALABRA



"...Yo me hundí 
en el abismo 
de las casas más pobres, 
debajo de la cama, 
en la cocina, 
donde nadie pudiera examinarme, 
escribí, escribí sólo 
para no morirme..." 

Pablo Neruda, 
Oda a la envidia 
En la soledad infinita de mi alma 
la palabra perdiéndose con el viento 
y la tarde ardiendo sobre las montañas 
la busqué 

...Pasó el tiempo 
Me sumé a la fila de los buenos para nada 
al grupo de los hambrientos de justicia y amor 
Tuve amores, pesares 
Muchas veces caí... la palabra de otros me levantó 

Conocí a hombres que sabían tanto 
conocían tantas palabras 
se negaban a fijar su nombre en lo que escribían 
eran los hombres 
Conocí a otros que creían saber tanto 
tener tantas palabras 
y fijaban su nombre a la par de los cobardes 
eran... los ombres 

Seguí buscando 
En los lindes de mi existencia 
...Y escuché 
el grito de miles de desposeídos 
suplicándome caminar juntos 
y pensé que tal vez es hora de regresar sobre mis pasos, 
desandar el camino, 
ahora que las enfermedades me rondan 
Entre idas y venidas a las farmacia 
Entre recomendaciones de los que dizque me quieren: 
“cuidá tus bronquios” 
“curate esa sinusitis” 
creí encontrarla. 

Sumé palabras, imágenes, verdades 
Y medité... 
¿Qué decir en medio del gran océano de la palabra humana? 
¿Qué decir ante lo ya tan bien dicho por otros? 
¿Quién soy yo para levantar mi palabra? 

Una mañana, después de horas de borrachera y frío 
...la descubrí: 
Mi padre murió... 
/Muerte...soledad 
Palabras que me levantaron de ese golpe 
Aprendí a querer la generosidad de la voz de otros 
De ese cariño solidario que me entregaba gente que nunca conocí 
brotó mi palabra 
Allí estaba, dolorida, triste...pero real 
No era más que la palabra...pero era vida 

Mi palabra, que dice de Genocidas 
que no se detendrá frente a la opresión 
al perfeccionismo literario o a vacas sagradas 
Voz de los pobres, de niños de la calle 
De Gerardi, de Mirna, de Otto René 
Esta palabra mía, 
humilde, abandonada, 
ES MI PALABRA 
Caerán al espiral de la vida 
... serán revolucionarias 
y a medida que el cambio las enfrente 
se transformarán en viejos papeles. 
que entrego gustoso a la memoria de mis muertos 
para que la lean mis hijos 

TEU CORPO


La edad nos hace jugar a coger el agua, 
a tatuar el humo, a no irnos... 
a jugar el largo, el triste juego del amor... 




A los veinte, uno idolatra la respuesta; a los cincuenta la pregunta: ¿cuál de nosotros, el crédulo que fui, el escéptico que soy, se acerca a la verdad?.… no olvido y recuerdo que quizás una de las contradicciones que más te disgustó fue aquella donde mientras mirabas por la ventana la caída de la tarde, observabas el choque de las olas en la playa, ensimismada de la belleza del sol, las gaviotas en formación volando hacia sus nidos, de la cual otras veces yo te había hablado, en vez de dejarte hacerlo, en vez de dejar que tomaras tu tiempo, empecé a pedirte que vinieras a mi lado. Ese día, te escapaste del Colegio allá en el pueblo, nunca te habías subido a mi moto, Zundapp modelo 51, no querías subirte porque llevabas tu falda corta del uniforme del colegio, tampoco sabes que ya en Tilapa, cuando te sentaste a mi lado y te contemplé, estiré el brazo para introducir la mano por debajo de tu blusa que estaba salida de la falda, porque en ese momento deseaba sólo tocar la piel de tu espalda, tu piel morena, que se me figuró lo más preciado de tu cuerpo en ese momento, pero te volteaste y te acostaste perpendicularmente apoyando la cabeza en mi cadera, y fue como una posibilidad sublime que no tuvo finalmente asidero, y que fue de golpe desplazada por la sensación del peso de tu nuca, por el atisbo único de la falda corta azul, y tus rodillas, entonces yo busqué el espacio escondido y oscuro de tu centro, el olor único de tu sexo que de alguna forma estaba como inerte y dormido, esperando fría y dejadamente el avance del minuto, la provocación y el impulso final donde después de la vergüenza te incorporaste para desvestirte, y yo te di el silencio y el tiempo para luego al yo voltear y mirarte, desde allá lejos donde yo estaba colocando el casete de Nino Bravo, vi tu cuerpo moreno y extraño tendido boca abajo, rendido al sacrificio del poniente, al beso de mi boca, crispándose un tanto al juego dichoso y libre de mis ganas, de tu noche... 
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... esa noche después de 10 años, iba de nuevo a buscarte, quizás, seguramente, porque habíamos resuelto en algún momento que yo iría a tu encuentro para redimir nuestro pasado. Como otras tantas veces, buscándote sin encontrarte, recorrí las habituales cuadras, subiendo despacio, la noche limpia y como detenida en ese olor a rosas que en ese tiempo se respiraba en las orillas de la ciudad, o más bien, detenida en mi memoria, en el recuerdo que vuelve una y otra vez desde allá dentro, como desgranándose de a poco y sin prisa, tan cotidiano de encontrarlo ahí repetido, sigiloso y siempre en acecho. Fue entonces cuando luego de cruzar tu esquina, ya casi cerca de tu ventana, te vi salir, dejando la puerta un poco abierta, saliste a la calle con esa segura definición de quien sale de una habitación para entrar en otra, con tu temprano donaire, el traje sastre , el cabello corto, caminando y bajando en diagonal hacia la tienda, sostenías en la mano una jarra metálica, y supuse en seguida tu destino, la función y el mandado, supuse también algo de tu felicidad, yéndome, arrastrándome a tu mundo que no conozco, supuse que la vida siempre se da el lujo de agigantarle a uno la realidad. Vos, alejándote hacia la tienda, de espaldas, tu caminar apresurado, quizás nervioso, la noche envolviéndote en su destello... no volteaste cuando te silbé bromeando...di la vuelta y juré no volver nunca mas... 

Metamorfosis

El soñador se detuvo bajo los árboles 
Rumiando su amarga melancolía
 
La muerte trazó con la uña lívida su primera arruga
 

El crepúsculo orló su frente de iluminado rebelde
 

El soñador fugitivo se detuvo a meditar
 
Oyendo una Voz: “condenado estás ¡oh poeta!
 
Tu alma obscura se iluminará con el Verbo
 
En tu boca tronará una “voz que clama en el desierto”
 

Dejarás tu túnica en las zarzas hostíles del camino
 
Te perseguirán los malos, los perversos y los réprobos
 
Pero nadie podrá contra ti, porque eres fuerte como el roble
 
Y harás sonar la trompeta de tu palabra.
 

Harás vibrar sobre los malvados tu sátira implacable
 
Harás oir a los perversos tu clamor de lenguas
 
Harás sentir a los réprobos el filo de tu pluma vengadora
 
De tal modo que se diga: habla el mar o ruge el viento
 

Tus dicterios caerán sobre la cabeza del malvado
 
Harás contra ellos una biblia de odio, con versículos de oro y plata
 
Porque estás llamado a predicar de pueblo en pueblo
 
Un evangelio de iracundia sublime, mas de bién y de verdad.
 

No adorarás a los fuertes que se ensañan con los débiles
 
Aborrecerás a los débiles que adoran a los fuertes
 
Aborrecerás a los falsos profetas y apóstoles del mal
 
Sobre todas las cosas amarás la verdad, la razón y la justicia”
 

La Voz calló. El poeta solitario lloró su amargura hasta el alba
 
Se había hecho apóstol, e iba en pos del martirio a la muerte mas crúel
 
Vió un árbol como una cruz que le reveló el fín de los poetas
 
De los profetas vagabundos, de los Cristos mansos y humildes.
 

Y encontró La Verdad....
 

jueves, 1 de septiembre de 2011


Rue de Seine

En el fondo- dijo Gregorovius- París es una enorme metáfora. A principios de los 70´s con 20 años a cuestas leí a Cortázar, él tenía 57 y ya estaba en París. Empecé a soñar con viajar un día a París ?París Maga, París Vallejo, París metáfora existencial, París cronopio?, con el único propósito de visitar los lugares que el escritor de aquellos libros me hizo soñar. Adquirí la costumbre de leer a Cortázar acompañado con un mapa de la ciudad. Con el sueño del viaje utópico, buscaba en el mapa cada calle o plaza que encontraba en sus novelas y relatos.En el año 1980 ( Cortázar vivía en París) viajé de Alemania (donde estuve mas de dos años estudiando) a París con un carné de estudiante, el pasaje más barato en un vagón de segunda. Dos noches y tres días en París. No olvido esa época a pesar que en el 92 regresé nuevamente, la primera impresión no se borra de la retina. Llegar a los Campos Elíseos hasta el Arco del Triunfo, luego al palacio de Charlot y desde luego a la Torre Eifel, abordar un barco panorámico y navegar el Seine hasta llegar y encontrarme con la Maga en el Pont des Arts, ( ironía, ninguno del grupo entendió de quién hablaba). Después de estar con los compañeros de viaje me separé del grupo para llamar a un amigo vietnamita (nos conocimos en Alemania en la escuela de Soldadura en Mannheim, era exilado viviendo en París) y conocer el barrio Latino.Muchos creen conocer París pero no hay que creerles, las caminatas por la ciudad en busca del cielo y el infierno tienen su contracara; hay rincones, calles que uno podría explorar el día entero, y aún de noche, y no se llega a conocer París. Es una ciudad fascinante; es como un corazón que late todo el tiempo; es un lugar que no se conoce en una vida; es otra cosa. Yo digo que París es una mujer; y es un poco la Maga ...la mujer que todos buscamos. Lo esperé en el Pont des Arts que lleva al palacio de Louvre. En ese momento me vinieron a la mente algunas pocas palabras del comienzo de Rayuela: ?la luz de ceniza y olivo?, la ?pinaza color borravino? (la primera vez que la leí tuve que auxiliarme del diccionario para hacerme una idea del color borravino), la silueta de la Maga deambulante o detenida, pero finalmente ausente. El Pont des Arts, el puente de la Maga, un acogedor pasaje de madera sobre el río Sena, donde Oliveira llegó a cumplir, cuando era tarde, con una cita que no había sido acordada, fue el sitio elegido para encontrarme con el amigo vietnamita.Mientras esperaba, gozaba escuchando a un grupo boliviano con quenas, zampoñas y tambores interpretando ?El Cóndor pasa?. Parejas enamoradas y solitarios pensativos contemplaban el cuadro. Me recosté de lado en el pretil de hierro, a mirar el río y la vida del puente, a dejar pasar, inconsciente y abierto, una ruidosa multitud de sensaciones que sólo entendería con el tiempo: las pinazas de diversos colores, las Lucías y Horacios, Colettes y Bernards, Gekrepten y Oliveira, los amigos del Club de la Serpiente ignorándose, huyéndose o buscándose. Apoyado en el pretil del Pont des Arts, recordé una vieja conclusión:El desflorado, muerto y espantoso pasado¿habrá de restaurarnos con su sobrio aletazo?Los instantes cargados de vida sólo pueden ser comprendidos con el tiempo. El instante pertenece a los sentidos.Recuerdo el instante. Cerré los ojos, aspiré el olor de París, al abrirlos vi al otro lado del puente, en la misma baranda, a la Maga volando en el cielo y a Cortázar en algún café de ese París enigmático.Cortázar murió en el 84, en el 92 que tuve la oportunidad de volver con unos amigos suizos a París, estuve en dos cementerios, el Père Lachaise donde visité la tumba de Miguel Ángel Asturias, el camposanto más famoso del mundo, donde reposan escritores, artistas, pintores, cantantes y bohemios famosos. Caminar por ese cementerio es dar un tour cultural a nuestra civilización, y el Montparnasse, (Monte Parnaso) de la alta burguesía parisina, cementerio que tiene algo del Camposanto General de la ciudad de Guatemala, tranquilo, vegetal y de piedra, una sosegada isla de silencio en la ciudad. Allí sí se descansa.La tumba de Cortázar es difícil de encontrar a pesar del mapa que se puede solicitar en la oficina a la entrada del cementerio. Hay que tener cuidado en leer las señales, lo que aparece como avenidas son más bien calles, y las calles, senderos estrechos. Una loza de mármol tenía escrito el nombre que buscaba: Julio Cortázar (1914?1984)Ya sólo ante Cortázar traté de aceptar la realidad. Había sido un privilegio pasar por aquella experiencia, entonces respiré varias veces, lenta y profundamente. Luego me senté con cuidado sobre su tumba y medité que es inútil encontrarle explicaciones a las cosas que ocurren, la vida se extingue a cada instante y había que vivirla y aceptarla a manos llenas, con la remota esperanza de entenderle sus sentidos más profundos algún día. Hoy lo cumplo.Rodrigo Pérez NievesGuatemala

Las chicharras




Las chicharras han comenzado a cantar. El verano ha llegado renqueando, como si no quisiera aparecer, y el calor costeño empieza hacer estragos. Siempre asocio el sonido estridente de las chicharras con el calor veraniego. El sábado en la costa las he escuchado y me han sorprendido porque la Semana Mayor aún está lejos.
     Mis recuerdos del verano están asociados hasta la adolescencia. Gocé como todos esas épocas y recuerdo mi infancia en función de esas largas estancias en los lugares donde residimos (parecemos gitanos me decía mi madre) Los olores y los sonidos son mi referencia. El olor a los cafetales de la costa, al río Los Esclavos en Cuilapa, el olor a caca de caballo en Guazacapán. El canto monótono de las chicharras en La Reforma, San Marcos, y al apagarse el sonido chirriante, aparecían las luciérnagas como presagio de una nueva vida.
     He aprendido con el devenir de los años que las chicharras no sólo son insectos que restriegan sus patas y sus alas para cautivar esos sueños que se visten de agua y que bajan de los nubarrones que nos han olvidado acaso para siempre. Las chicharras pueden ser también trozos de la esperanza que no tienen partido político ni claman por votos, ni se montan en el carro de la demagogia, ni burlan las leyes, ni obedecen a las diferentes voces de la religión: no son esas ovejas que necesiten pastores que las conduzcan al borde de la presa para orar por la lluvia. Solamente son fragmentos de ilusiones que dejan brotar su chirrido de saudades. ¿Qué ha cambiado para que no queramos guardar ya recuerdos? Humberto Ak´abal, en su poema Recuerdos, dice: “de vez en cuando camino al revés/ es mi modo de recordar/ Si caminara solo hacia adelante/ te podría contar como es el olvido.
     Estoy ahora en Retalhuleu, escuchando las chicharras, diciéndonos desde las ramas de las paternas, de los guapinoles y los cushines, con ese sonido chirriante que taladra los sentidos como llave que gotea a media noche y que parece decirnos en su monótono cantar aquel canto de la abuela: ¡Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva...

Retazos hondureños


Retazos Hondureños

Rodrigo Peréz-Nieves
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Al comenzar el siglo XX, Honduras era un país agrario con medio millón de habitantes. En Febrero de 1903, asumía la presidencia con respaldo popular el General Manuel Bonilla, quién, siguiendo el ejemplo de los sátrapas, derogó, por séptima vez en la historia del país, la Constitución del Estado. Ese año, las relaciones con Guatemala se enrarecen y desembocan en una guerra que termina con el Pacto Barblhead. Ese mismo año también, el Rey de España dictó el laudo de límites con Nicaragua que llevó a la revisión de las tres líneas fronterizas. A causa del laudo, en 1907 estalla la guerra con Nicaragua que provoca la caída de Bonilla quien es derrocado por los liberales con el respaldo del presidente de Nicaragua José Santos Zelaya.

La prensa centroamericana post-girondina, inspirada en un criterio convencional y estrecho, donde no se pretendía más que anestesiar, con un lenguaje circunspecto y una habilidad sofisticada, la mente de las masas populares, seguía medrando al amparo del poder. El sopor que reinaba en las esferas sociales se reflejaba en los folletinistas, quienes faltos de acción y volición, rodeaban (todavía se acostumbra) al “tata” presidente de cada república, derramando sobre el pueblo sus ideas enervantes. No existía la prensa de oposición y de combate, estaba emparedada entre la sotana y la gorra militar.

El Dr. Lorenzo Montúfar se convirtió en el primer panfletista centroamericano de cuerpo entero que lanzaba sus vibrantes anatemas al grupo clerical que le respondía (como siempre) con sermones y excomuniones.

Fue un ilustre hondureño que se llamó Álvaro Contreras (suegro de Rubén Darío) quién fundó el primer periódico, dándole nueva savia en las venas empobrecidas de la vieja ciudad colonial, “Suprimid el genio de Morazán y habréis aniquilado el alma de la historia en Centroamérica”. Sin la acción del héroe desaparece el drama de nuestra vida nacional. El patíbulo del General Morazán es para él una luminosa transfiguración; es “la esplendente nube en que puso firme el pie para remontarse al cielo”. (Fragmentos del Discurso de Álvaro Contreras, pronunciado en San Salvador, el 15 de marzo de 1882, al colocar la estatua de bronce de Morazán en esa ciudad).

En El Pueblo, de La Ceiba, bisemanario que redactaba don Francisco Mejía; en la mayoría de publicaciones de ese período predominó el editorial doctrinario, generalmente de política local, como el de El Estado, elDiario de Honduras o El Tiempo, letras añejas que rememoran mejores épocas. El Tiempo, diario del recordado don Froylán Turcios, fue de los primeros que dedicó una edición a uno de esos tempestuosos escritores, José Antonio Domínguez, poeta ilustre que tenía para su época el romanticismo de sus experiencias literarias clásicas y modernistas. Lamentablemente se llevó consigo un mundo de ideas y sensaciones que no quiso, o no pudo expresar, así como el homenaje al poeta Salomón Ibarra Mayorga quién nació en la floreciente ciudad de Chinandega, el 8 de septiembre de 1887.

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Tegucigalpa. Hacia finales del siglo XIX destacó la labor realizada por el presidente Marco Aurelio Soto (1876-1883) con su Secretario de Estado, el ideólogo de
 la Reforma LiberalRamón Rosa. Bajo el mandato de Soto la capital de Honduras pasó de Comayagua aTegucigalpa ya que esta comunidad se encontraba más cerca las minas; una de sus principales ciudades mineras fue la ciudad Santa Lucía, ubicada al este de Tegucigalpa hasta la actualidad muchas personas visitan este pequeño pueblo para observar lo que fue uno de los principales centros mineros de Honduras. Las malas lenguas cuentan que Marco Aurelio Soto tenía una amante en Tegucigalpa y fue un motivo más del traslado de la capital.

El comercio extranjero que en su mayoría invadió las principales ciudades se aprestaba a preparase por la llegada de la Semana Mayor. Los habitantes de las ciudades lucían en esa temporada sus mejores galas. Las casas se blanqueaban, salpicando las aceras de lluvias lechosas, confundiendo las acres emanaciones con el perfume imborrable de las Flores de coyol que empezaban a llegar a los mercados procedentes del área rural. Daban inicio las lentas y solemnes procesiones con el sonido que llegaba desde el campanario de la iglesia San Francisco de Asís, templo que data de 1732.

Entre flores de palmeras; altares pobres y deslucidos bajo la lluvia de las Flores de coyol, matracas que con su canto cuál cigarras, hacían recordar por extraña evocación la niñez lejana, ángeles rosados y resplandecientes en andas, sermones gangosos sobre muchedumbre de rodillas; la Virgen con los siete puñales; el Cristo exangüe y sangriento, descendiendo de la cruz o amortajado en la vitrina que servía de ataúd.

Viernes Santo, silencio de agonía, de reflexión. La Gloria del Sábado y la procesión triunfante del Domingo de Pascua acompañada de una multitud risueña.
Parece que rondara un alma en pena...
Ahora son los grillos... no, no escuches,
Es el búho que llama desde lejos (...)
Abre ahora los ojos, ya es muy tarde,
Ya los primeros rayos en tu alcoba
Se han deslizado tan furtivamente
Que ni siquiera los sintió la sombra.
 (Ib: 34)

Jorge Federico Travieso forjó uno de los mundos más delicados y consistentes que encontramos en la poesía hondureña y el cual se compiló con el nombre de La espera infinita. Dentro de los ciento cuatro poemas del libro, sólo encontramos tres o cuatro de tipo social. "Antaño era dulce" (el anciano que, en medio de su pobreza, maldice al capital); "Viejo criado de la casa" (deplora la vida de humillación del antiguo servidor familiar) y "La moral" (cuestiona a los pseudomoralistas, catones antojadizos de la conducta ajena, esquivos de sus propias faltas).

Posteriormente variantes del regionalismo se siguieron manifestando más acá de la segunda mitad del siglo XX. La razón la da Manuel Salinas Paguada cuando habla de la narrativa criollista determinada por el carácter agrario y feudal de la economía, que determina la máxima concentración de la población campesina en las zonas rurales donde impera una oligarquía terrateniente en posesión de las tierras cultivables.

Estos pueblos pobres observaron con desconfianza el comercio del banano que se hacía fluir a Norteamérica. Nuevos almacenes y edificios a costa del descuaje de bosques enteros. El dólar, omnipotente y sonoro, lo allanó todo, lo arrolló todo. Los mostradores de tiendas y cantinas rebosantes de parroquianos, era la apoteosis de Plutón, la gloria del metal maldito, el triunfo del capitalista sobre el trabajo sudoroso y jadeante del catracho… inicio de la toma de conciencia.

A lo largo de esos años, los compradores estadounidenses de bananas pasaron a ser cultivadores, mediante concesiones del gobierno, lo que les permitió hacer inversiones en la agricultura y convertirse en propietarios de la tierra. Normalmente los agricultores llevaban la fruta a las playas donde eran cargadas en lanchones y de ahí a los barcos estadounidenses que los transportaban a los puertos de EEUU.
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A pesar de la bonanza, los fines de semana en Tegucigalpa se convertían en un abúlico y somnoliento pasar y mirar. En la mañana las campanas llamando a misa con su lúgubre tan, tan, tan. Una que otra devota asmática acompañada de los más pequeños de la familia se apresuraba a llegar a las gradas de Catedral. A su paso se cruzaban con los gomosos locales que flirteaban en la puerta del templo, haciendo muecas y “pidiendo” un trago para la “goma”.

Daban ganas de marcharse de esa fúnebre desolación de las calles. Los almacenes cerrados herméticamente, la vida comercial se estancaba. No quedaba más remedio que meterse a las cantinas a tomar cerveza o copas de güisqui tradicional. La juventud citadina con lo mejor de su guardarropa se paseaban en el Parque Morazán, fumando y haciendo la corte a las muchachas al son de los instrumentos de la Banda Marcial. A pesar de su ligero toque de modernismo, Tegucigalpa era una población a la antigua, melancólica y bostezante, sin tráfico ni vida.

En el rastro o matadero de bovinos construido al poniente de la población, junto a la orilla del Río Grande, se observaban hambrientas y soleadas a las víctimas que esperaban su turno atadas a postes. Mientras los verdugos, generalmente “engomados”, afilaban sus instrumentos. Se hacía el sacrificio de las pobres reses, ni más ni menos como en la época cuaternaria… tiempos aquellos.

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Las veladas líricas literarias que se llevaban a cabo durante los juegos florales, se plasman en El Estado y el Diario de Honduras: “La velada verificase en el Salón de retratos, florido de bellas mujeres, constelado de focos eléctricos, resplandecientes de tremoles, de la plata y el oro de los muebles. Dióse en él cita lo mas selecto de nuestra sociedad…”

Se recuerda a Fausta Herrera, Rómulo Durón, Céleo Dávila, Rubén Bermúdez, Antonio Ochoa, Jerónimo Reyna, y muchos mas que hicieron brillar las letras hondureñas, sin encharcar la prosa ni deshonrar la rima.

“Maldita sea! ¿Por qué no opté yo el grado de general, en vez de ese título comprometedor para ser ‘general’ no se necesita saber nada, ni siquiera haber peleado....” Extracto del cuento “Doctor General” escrito por Juan Pablo Wainwright, conocido dirigente popular fusilado en Guatemala por órdenes del dictador Jorge Ubico.

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¡Silénciese el ave! no (sic) charlen los vientos,/ acalle la fuente su límpida estrofa:/ para esas dos almas, quietud y respeto,/ que se están amando cual no se aman otras.// -El nixtamalero/ del amanecido/ chulito lucero/ yabía encendido./ Vos por la ladera/ veniyas bajando/choyuda jalando,/ la chele ternera,/ a la ternerita/ jayada entre unas/ borroñosas tunas/ una mañanita. Jorge Federico Zepeda (1883-1932)



Fuentes consultadas:
Molina, Juan Ramón. Prosas. Ediciones del gobierno de Guatemala. Colección los clásicos del istmo. 1947.
www.exordio.com/1939-1945/
 paises/Latinoamerica/honduras.htm
www.ccj.org.ni/press/libros/lg/CorteMga/cm_cap1.htm www.hondurasliteraria.org/