viernes, 30 de julio de 2010

Hipócritas ¡Quitémonos las caretas!

Cuando mis amigos fraternos lean el párrafo anterior entenderán que soy un reincidente, que no aprendo y que a la larga terminaré pagando el precio de mi falta de “tacto” con un enorme costo social y político, por ser tan irreverente y tan poco diplomático en las formas, yo les acepto el reto y les reconozco el riesgo de caer en el desprecio de los actores “importantes” de la vida nacional, los gestores de las fuerzas vivas y sus complementos y suplementos, quizás me aplicarán el ostracismo o peor aún la mejor práctica de ignorar mi humanidad insignificante para sus quehaceres cotidianos en la sociedad globalizada del chat y bajo el gobierno del estado wikipedia- facebook.
     El quehacer de opinión pública, consciente del escenario que vivimos, debe implicar compromiso social, voluntad de cambio, capacidad de diagnóstico, autocrítica y, sobre todo, potencial para educar y cohesionar la indignación colectiva en el combate a la pasividad, la anomia y la apatía de quienes en su zona de comodidad se convierten en legitimadores indirectos de los que creen que son propietarios del país.
     Criticar “la cosa” desde un taller, la piscina del club, el bar de moda, el restaurant de comida light o en la última sesión de spinning del gimnasio, o protestar con guardaespaldas a la par, hablar sobre como esto está “jodido” calentando el jacuzzi o después de saludar al funcionario corrupto con un abrazo cordial, mientras el policía que cuida la casa no sabe a qué hora comen sus hijos o quién los educa, nos convierten en cómplices del Príncipe, fieles discípulos de Maquiavelo y compromisarios del famoso “dejar hacer y dejar pasar”.
     Y entonces que hacemos, pregunta uno desde su Windows Messenger; cómo podemos protestar, pregunta otro desde su página de facebook; debemos hacer algo, grita otro a través de skipe, unas pancartas, consignas, una caminata, una protesta contra la corrupción, una declaración en la prensa, de repente se llena el “buzón de quejas sociales” de masivas y creativas sugerencias, lástima, ¡Lástima! que nadie sugiere que nos quitemos las caretas, las máscaras y que ¡actuemos!

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