La CEH, después de analizar los antecedentes que obran en su poder, llegó a la plena convicción de que efectivos del Ejército de Guatemala, con la concurrencia de patrulleros de la comunidad de Xococ, ejecutaron arbitrariamente el 13 de marzo de 1982, a un número estimado en 177 personas inermes de la comunidad de Río Negro, Rabinal, entre mujeres, niños y niñas, en violación de sus derechos humanos.
Repicaron las roncas campanas
cuando en recio y confuso desorden,
aparece el viejo capataz de la mesnada,
el corazón a la piedad cerrado
y a la doliente súplica el oído.
Llegó el asesino: inquieto, altivo, belicoso,
hipócrita, resuelto... a sus pies lacayos que se inclinan se arrastran, murmurando su condena
Habló, y la mentira manchó sus labios trémulos
Y por las naves del templo sombrío
Tres Cruces, Chitucán, Inebe, Plan de Sánchez
decían la humilde plegaria:
!Venganza, venganza!.
Lloraron las campanas:
Anunciaron dolientes la hora del juicio,
porque el astro que sube a los cielos
es astro que alumbra vergüenzas y lagrimas.
Allá, sobre las cumbres de la sierra,
como turbas de ilotas y reptiles,
congresistas, gobernadores y ministros
le adulan y le cubren
Ellos son: los que ayer,
pregonando con voces vibrantes su amor a la patria,
nos hablaron de nobles anhelos,
de alientos viriles, de heroicas gestas.
Se oyen gritos:
Allá va... ¡detenedle! ¡Asesino! ¡Asesino!
exige el pueblo, ancho muro de pechos viriles,
de brazos unidos y choque de piedras.
El pueblo gime:¡Por favor!, deténganlo ¡Deténganlo!
pónganle sin piedad el yugo y la mordaza
antes que al rostro, con brutal franqueza
nos lance su estridente carcajada!
Yo se lo que dicen las viejas campanas
las roncas campanas del pueblo
cuando vibran en brusco desorden:
ya sé lo que dicen: ¡Venganza! ¡Venganza!
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