jueves, 27 de octubre de 2011

Homenaje al eterno revolucionario




Alfonso Bauer Paiz
Ese hombre que ves tan lejano
Santo de perfil y endemoniado rojo
Es el padre y señor de la vida
Porque está muerto antes que todos

Fantasma o soldado, si se quiere
Es el faro, puerto y ojo enorme
Taumaturgo aunque no quieran
Rosa de los 32 nudos, masón, jardín y Jesús

No lo busquen en la vitrina
Museo y cementerio del libro
Ni en las cenas rotarias
Ni a la par del presidente
Ni en las oficinas o tribunales de las sumas
Y menos en la alta casa sosegada y tibia

Ese hombre lejano, solitario, hermano completo
Job, Prometeo, el Che y Edipo porque sí
Es el alma de la noche y el día
Y más a medianoche
Celeste y dueño intranquilo de todo
Y hasta durmiendo vigilante y puntual

¿Ves esa estrella de luto,
Ese signo del Predicado del Eclesiastés
Esa voz ardiente en mayo
Húmeda en octubre
Enteramente humana en la tumba de la libertad
En el naufragio del amigo
Y en la pena ajena?

¿Ves a ese hombre que nos ayuda a vivir
Y nos ilumina con su presencia maravillosa
Que no tiene número ni cadena?
Avergüéncense
Caballeros, industriales del odio, izquierdistas maricas

Él es el revolucionario, que en Chile y más acá
En las Américas y más allá
En Moscú y en México
Y aún ante el canal de los mares
Pacíficos y turbulentos
Grita su mensaje desesperado
Desesperado de las injusticias
Y hambres inútiles…
De la nueva Guatemala
 
De los acuerdos de paz
Despreocupada, sin alma y atónita

Es él, el Revolucionario
Trémula bandera de la marimba y el son
Quién habla con voz de sangre café
Nueva, india, raza café
Contenida apenas y a borbollones por los 4 costados
En una taza de café hirviendo…

Pero no lo busquen en las nubes
En la tierra sí. Sí que está allí
-raíz y lodo, fermento y cemento,
Lamento en el viento
Del pobre y abandonado…
En la tierra sí:
Vegetal, floreciendo constantemente en la muerte

¿Qué le dan ustedes, nosotros, los otros…
Los hartos de la burla despiadada
Los cuotidianos de la familia pudiente
Los del círculo, el grupo y el coro?
¿Con qué desprecio baboso,
Con qué moneda sucia
Con que palabra cruel
Los habréis de matar nuevamente ustedes, nosotros, los otros…


… los otros como vos señor Rector universitario
Sólo vos pudiste inventar para matarlo a pausas
Esa frase más bruta, más falsa de:
“8 horas de trabajo al día”
(Como si el santo día no tuviese ya su propio trabajo
Y la divina vida su propio afán…)
¿o le tuviste miedo a su palabra,
a su dicterio?
A sus zapatos gastados, a su denuncia…

… y lo seguimos viendo
 
Descalzo en los atrios de las iglesias
Con lagrimas en la puerta del amigo preso
Con hambre en la aldea más pobre
Con sueño en los dinteles del palacio
Con frío en la aguja de las 12
Sin dinero en los bancos de los parques
Desnudo en el bullicio del mercado,
Con sed en la casa del usurero

Por eso estamos de pié
 
así estamos Poncho
consternados, rabiosos
 
claro que con el tiempo la plomiza consternación
 
se nos irá pasando
 
y donde estés querido hermano
si es que estás…
 
aprovecha por fin
 
a respirar tranquilo
 
a llenarte de cielo los pulmones

donde estés querido Poncho
si es que estás
 
si estás llegando
 
habrá otros que te esperan
claro que habrá muchos
 
dignos de recibirte
 
hermano revolucionario eterno
 


¡¡¡Alfonso Bauer vive!!!

sábado, 15 de octubre de 2011

MI PALABRA



"...Yo me hundí 
en el abismo 
de las casas más pobres, 
debajo de la cama, 
en la cocina, 
donde nadie pudiera examinarme, 
escribí, escribí sólo 
para no morirme..." 

Pablo Neruda, 
Oda a la envidia 
En la soledad infinita de mi alma 
la palabra perdiéndose con el viento 
y la tarde ardiendo sobre las montañas 
la busqué 

...Pasó el tiempo 
Me sumé a la fila de los buenos para nada 
al grupo de los hambrientos de justicia y amor 
Tuve amores, pesares 
Muchas veces caí... la palabra de otros me levantó 

Conocí a hombres que sabían tanto 
conocían tantas palabras 
se negaban a fijar su nombre en lo que escribían 
eran los hombres 
Conocí a otros que creían saber tanto 
tener tantas palabras 
y fijaban su nombre a la par de los cobardes 
eran... los ombres 

Seguí buscando 
En los lindes de mi existencia 
...Y escuché 
el grito de miles de desposeídos 
suplicándome caminar juntos 
y pensé que tal vez es hora de regresar sobre mis pasos, 
desandar el camino, 
ahora que las enfermedades me rondan 
Entre idas y venidas a las farmacia 
Entre recomendaciones de los que dizque me quieren: 
“cuidá tus bronquios” 
“curate esa sinusitis” 
creí encontrarla. 

Sumé palabras, imágenes, verdades 
Y medité... 
¿Qué decir en medio del gran océano de la palabra humana? 
¿Qué decir ante lo ya tan bien dicho por otros? 
¿Quién soy yo para levantar mi palabra? 

Una mañana, después de horas de borrachera y frío 
...la descubrí: 
Mi padre murió... 
/Muerte...soledad 
Palabras que me levantaron de ese golpe 
Aprendí a querer la generosidad de la voz de otros 
De ese cariño solidario que me entregaba gente que nunca conocí 
brotó mi palabra 
Allí estaba, dolorida, triste...pero real 
No era más que la palabra...pero era vida 

Mi palabra, que dice de Genocidas 
que no se detendrá frente a la opresión 
al perfeccionismo literario o a vacas sagradas 
Voz de los pobres, de niños de la calle 
De Gerardi, de Mirna, de Otto René 
Esta palabra mía, 
humilde, abandonada, 
ES MI PALABRA 
Caerán al espiral de la vida 
... serán revolucionarias 
y a medida que el cambio las enfrente 
se transformarán en viejos papeles. 
que entrego gustoso a la memoria de mis muertos 
para que la lean mis hijos 

TEU CORPO


La edad nos hace jugar a coger el agua, 
a tatuar el humo, a no irnos... 
a jugar el largo, el triste juego del amor... 




A los veinte, uno idolatra la respuesta; a los cincuenta la pregunta: ¿cuál de nosotros, el crédulo que fui, el escéptico que soy, se acerca a la verdad?.… no olvido y recuerdo que quizás una de las contradicciones que más te disgustó fue aquella donde mientras mirabas por la ventana la caída de la tarde, observabas el choque de las olas en la playa, ensimismada de la belleza del sol, las gaviotas en formación volando hacia sus nidos, de la cual otras veces yo te había hablado, en vez de dejarte hacerlo, en vez de dejar que tomaras tu tiempo, empecé a pedirte que vinieras a mi lado. Ese día, te escapaste del Colegio allá en el pueblo, nunca te habías subido a mi moto, Zundapp modelo 51, no querías subirte porque llevabas tu falda corta del uniforme del colegio, tampoco sabes que ya en Tilapa, cuando te sentaste a mi lado y te contemplé, estiré el brazo para introducir la mano por debajo de tu blusa que estaba salida de la falda, porque en ese momento deseaba sólo tocar la piel de tu espalda, tu piel morena, que se me figuró lo más preciado de tu cuerpo en ese momento, pero te volteaste y te acostaste perpendicularmente apoyando la cabeza en mi cadera, y fue como una posibilidad sublime que no tuvo finalmente asidero, y que fue de golpe desplazada por la sensación del peso de tu nuca, por el atisbo único de la falda corta azul, y tus rodillas, entonces yo busqué el espacio escondido y oscuro de tu centro, el olor único de tu sexo que de alguna forma estaba como inerte y dormido, esperando fría y dejadamente el avance del minuto, la provocación y el impulso final donde después de la vergüenza te incorporaste para desvestirte, y yo te di el silencio y el tiempo para luego al yo voltear y mirarte, desde allá lejos donde yo estaba colocando el casete de Nino Bravo, vi tu cuerpo moreno y extraño tendido boca abajo, rendido al sacrificio del poniente, al beso de mi boca, crispándose un tanto al juego dichoso y libre de mis ganas, de tu noche... 
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... esa noche después de 10 años, iba de nuevo a buscarte, quizás, seguramente, porque habíamos resuelto en algún momento que yo iría a tu encuentro para redimir nuestro pasado. Como otras tantas veces, buscándote sin encontrarte, recorrí las habituales cuadras, subiendo despacio, la noche limpia y como detenida en ese olor a rosas que en ese tiempo se respiraba en las orillas de la ciudad, o más bien, detenida en mi memoria, en el recuerdo que vuelve una y otra vez desde allá dentro, como desgranándose de a poco y sin prisa, tan cotidiano de encontrarlo ahí repetido, sigiloso y siempre en acecho. Fue entonces cuando luego de cruzar tu esquina, ya casi cerca de tu ventana, te vi salir, dejando la puerta un poco abierta, saliste a la calle con esa segura definición de quien sale de una habitación para entrar en otra, con tu temprano donaire, el traje sastre , el cabello corto, caminando y bajando en diagonal hacia la tienda, sostenías en la mano una jarra metálica, y supuse en seguida tu destino, la función y el mandado, supuse también algo de tu felicidad, yéndome, arrastrándome a tu mundo que no conozco, supuse que la vida siempre se da el lujo de agigantarle a uno la realidad. Vos, alejándote hacia la tienda, de espaldas, tu caminar apresurado, quizás nervioso, la noche envolviéndote en su destello... no volteaste cuando te silbé bromeando...di la vuelta y juré no volver nunca mas... 

Metamorfosis

El soñador se detuvo bajo los árboles 
Rumiando su amarga melancolía
 
La muerte trazó con la uña lívida su primera arruga
 

El crepúsculo orló su frente de iluminado rebelde
 

El soñador fugitivo se detuvo a meditar
 
Oyendo una Voz: “condenado estás ¡oh poeta!
 
Tu alma obscura se iluminará con el Verbo
 
En tu boca tronará una “voz que clama en el desierto”
 

Dejarás tu túnica en las zarzas hostíles del camino
 
Te perseguirán los malos, los perversos y los réprobos
 
Pero nadie podrá contra ti, porque eres fuerte como el roble
 
Y harás sonar la trompeta de tu palabra.
 

Harás vibrar sobre los malvados tu sátira implacable
 
Harás oir a los perversos tu clamor de lenguas
 
Harás sentir a los réprobos el filo de tu pluma vengadora
 
De tal modo que se diga: habla el mar o ruge el viento
 

Tus dicterios caerán sobre la cabeza del malvado
 
Harás contra ellos una biblia de odio, con versículos de oro y plata
 
Porque estás llamado a predicar de pueblo en pueblo
 
Un evangelio de iracundia sublime, mas de bién y de verdad.
 

No adorarás a los fuertes que se ensañan con los débiles
 
Aborrecerás a los débiles que adoran a los fuertes
 
Aborrecerás a los falsos profetas y apóstoles del mal
 
Sobre todas las cosas amarás la verdad, la razón y la justicia”
 

La Voz calló. El poeta solitario lloró su amargura hasta el alba
 
Se había hecho apóstol, e iba en pos del martirio a la muerte mas crúel
 
Vió un árbol como una cruz que le reveló el fín de los poetas
 
De los profetas vagabundos, de los Cristos mansos y humildes.
 

Y encontró La Verdad....