Alfonso Bauer Paiz
Ese hombre que ves tan lejano
Santo de perfil y endemoniado rojo
Es el padre y señor de la vida
Porque está muerto antes que todos
Fantasma o soldado, si se quiere
Es el faro, puerto y ojo enorme
Taumaturgo aunque no quieran
Rosa de los 32 nudos, masón, jardín y Jesús
No lo busquen en la vitrina
Museo y cementerio del libro
Ni en las cenas rotarias
Ni a la par del presidente
Ni en las oficinas o tribunales de las sumas
Y menos en la alta casa sosegada y tibia
Ese hombre lejano, solitario, hermano completo
Job, Prometeo, el Che y Edipo porque sí
Es el alma de la noche y el día
Y más a medianoche
Celeste y dueño intranquilo de todo
Y hasta durmiendo vigilante y puntual
¿Ves esa estrella de luto,
Ese signo del Predicado del Eclesiastés
Esa voz ardiente en mayo
Húmeda en octubre
Enteramente humana en la tumba de la libertad
En el naufragio del amigo
Y en la pena ajena?
¿Ves a ese hombre que nos ayuda a vivir
Y nos ilumina con su presencia maravillosa
Que no tiene número ni cadena?
Avergüéncense
Caballeros, industriales del odio, izquierdistas maricas
Él es el revolucionario, que en Chile y más acá
En las Américas y más allá
En Moscú y en México
Y aún ante el canal de los mares
Pacíficos y turbulentos
Grita su mensaje desesperado
Desesperado de las injusticias
Y hambres inútiles…
De la nueva Guatemala
De los acuerdos de paz
Despreocupada, sin alma y atónita
Es él, el Revolucionario
Trémula bandera de la marimba y el son
Quién habla con voz de sangre café
Nueva, india, raza café
Contenida apenas y a borbollones por los 4 costados
En una taza de café hirviendo…
Pero no lo busquen en las nubes
En la tierra sí. Sí que está allí
-raíz y lodo, fermento y cemento,
Lamento en el viento
Del pobre y abandonado…
En la tierra sí:
Vegetal, floreciendo constantemente en la muerte
¿Qué le dan ustedes, nosotros, los otros…
Los hartos de la burla despiadada
Los cuotidianos de la familia pudiente
Los del círculo, el grupo y el coro?
¿Con qué desprecio baboso,
Con qué moneda sucia
Con que palabra cruel
Los habréis de matar nuevamente ustedes, nosotros, los otros…
… los otros como vos señor Rector universitario
Sólo vos pudiste inventar para matarlo a pausas
Esa frase más bruta, más falsa de:
“8 horas de trabajo al día”
(Como si el santo día no tuviese ya su propio trabajo
Y la divina vida su propio afán…)
¿o le tuviste miedo a su palabra,
a su dicterio?
A sus zapatos gastados, a su denuncia…
… y lo seguimos viendo
Descalzo en los atrios de las iglesias
Con lagrimas en la puerta del amigo preso
Con hambre en la aldea más pobre
Con sueño en los dinteles del palacio
Con frío en la aguja de las 12
Sin dinero en los bancos de los parques
Desnudo en el bullicio del mercado,
Con sed en la casa del usurero
Por eso estamos de pié
así estamos Poncho
consternados, rabiosos
claro que con el tiempo la plomiza consternación
se nos irá pasando
y donde estés querido hermano
si es que estás…
aprovecha por fin
a respirar tranquilo
a llenarte de cielo los pulmones
donde estés querido Poncho
si es que estás
si estás llegando
habrá otros que te esperan
claro que habrá muchos
dignos de recibirte
hermano revolucionario eterno
¡¡¡Alfonso Bauer vive!!!